viernes, 12 de diciembre de 2014

Calvario - Dura pero equilibrada

Ya está bastante utilizado y reutilizado el arquetipo del sacerdote malvado. Es una imagen que genera drama y tensión en sí misma dada la presunta contraposición y conflicto que presenta en sí misma. Pero ¿Se puede hacer una historia dramática, conflictiva y llena de misterio con un buen cura como protagonista?

Calvary es una película irlandesa del director John Michael McDonagh y cuenta la historia del Padre James (Brendan Gleeson), el capellán de una pequeña parroquia en un pequeño pueblo de Irlanda, cuya vida cambia el día que un misterioso confesor le revela que fue abusado por un sacerdote en su infancia y que, al final de la semana, va a matarlo, precisamente porque no hizo nada y el impacto de matar a un cura inocente sería mucho mayor. 

El Padre James se encuentra repentinamente en una extraña posición en la que debe cuestionarse sus valores, si puede romper el secreto confesional y hasta qué punto Dios le pide que sea paciente y compasivo, aun con su vida en juego. Su calma, su tolerancia y su interés auténtico en la gente de su pueblo se ponen a prueba al ser constantemente provocado y ridiculizado por la desconfianza y el desinterés. 

El misterio de quien es el confesor funciona sólo con la audiencia, dado que el Padre James lo reconoce, pero por razones propias, decide no revelar su identidad. Eso genera una tensión mucho mayor que mantiene a la audiencia atrapada entre descubrir al antagonista y determinar cuál será la decisión final del protagonista.

Los sospechosos son coloridos y están increíblemente bien representados. Aidan Gillen es un doctor cínico que justifica su ateísmo en los casos que ve. Chris O’Dowd interpreta a un hombre cuya esposa seductora y promiscua (Orla O’Rourke) lo engaña con hombre marfileño. Dylan Moran es un hombre millonario cuya familia lo abandonó y que no siente amor u apego por nada que lo rodee. M. Emmet Walsh interpreta a un escritor en los últimos días de su vida que trata de determinar si le queda algo por qué vivir. 
La isla entera está poblada por personajes eclécticos que se sienten muy familiares. Todos ellos van a misa los domingos y escuchan los sermones del Padre, pero ninguno le tiene algún aprecio en particular.

Además de su amenaza, James lidia con la visita de su hija Fiona (Kelly Reilly), producto de un matrimonio previo en el cual él enviudó, quien intentó suicidarse recientemente. La película plantea constantemente dilemas filosóficos y teológicos en boca de cada uno de los personajes, generando una ida y venida entre esperanza y nihilismo, fe y escepticismo, resentimiento y perdón, mientras James trata de determinar no sólo qué es lo que un buen cura debe hacer sino qué es lo mejor para la gente que lo rodea.

La actuación de Gleeson es impresionante. Es incomparable cómo de a ratos demuestra vulnerabilidad enternecedora y en otras ocasiones muestra fortaleza y liderazgo sin imponer sus creencias o valores en nadie. Son perlas las escenas en las que el Padre deja salir enojo y tristeza, demostrando que aunque represente una institución que muchos a su alrededor desmerecen, él sigue siendo humano y la tolerancia humana tiene sus límites.

El misterio y el suspenso se complementan muy bien y el ritmo de la película es impecable, tomándose el tiempo de develar a cada individuo mientras nos apresura el recordatorio de que James tiene una semana para decidir qué hacer.

Calvary es una película dura y solemne que no critica a la Iglesia Católica como institución, pero tampoco hace apología de su doctrina. No excusa los crímenes cometidos por los involucrados ni la hipocresía de quienes hablan en su contra con altanería. Denuncia lo que puntualmente es denunciable a la vez que presenta un ejemplo de buen pastor en su protagonista. 

Es una historia muy humana, muy fuerte y para nada tímida en el manejo de las emociones que surgen de situaciones traumáticas y críticas. Es loable no sólo en la creación de un misterio sencillo y firme y un conflicto satisfactorio sino también en el fuerte mensaje que deja: que por mucho que tengamos que decir sobre las miserias de la gente, hay mucho de qué hablar sobre las virtudes. 



James: I think there's too much talk about sins and not enough talk about virtues.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Chef - Simple no siempre es mejor

Siempre es lindo ver una historia sobre una persona que se esfuerza por hacer su arte sin seguir los parámetros de nadie y se enfrenta a los límites, las estructuras preconcebidas y las complicaciones para encontrar una resolución y una plena satisfacción en hacer lo que a uno le gusta, incluso si otros no lo entienden. Sin embargo, eso empieza a ser un cliché y por agradable que sea esa historia, de ninguna manera asegura que una historia vaya a ser buena.

Chef es una película dirigida, escrita y protagonizada por Jon Favreau un hombre que se esfuerza por ser multifacético sin llegar completamente a serlo y la persona a quien tenemos que agradecer por Iron Man y culpar por Iron Man 2. Cuenta la historia de Carl Casper, uno de los mejores chefs de California, que trabaja en un lujoso restaurante francés a cargo de Riva (Dustin Hoffman), su estructurado jefe. Tras recibir una mala crítica de un prestigioso crítico, Carl va cayendo en una espiral de desesperación en el cual debe enfrentar el hecho de que no cuenta con la libertad creativa que desea y que no es feliz con su trabajo.

Animado por su ex esposa Inez (Sofía Vergara), sus compañeros en la cocina Martin y Tony (John Leguizamo y Bobby Cannavale) y por su sugerida amante Molly (Scarlett Johansson), Carl decide volver a sus raíces, regresar a Miami y poner su propio camión de comida cubana. Esta aventura le da la oportunidad de fortalecer su relación con su hijo, Percy, a quien venía ignorando previamente.

"Ai am Sofia Vergara from Modern Famili and Ai apruv dis axent"
Suena a que estoy contando la historia hasta al punto medio, pero lamento decir que esa es toda la historia. Por supuesto que pasan más cosas después, pero la película resuelve el conflicto principal muy temprano y la mitad que falta resulta ser más bien un largo epílogo. Pese a eso, nunca es densa y es agradable ver cómo la relación padre-hijo va creciendo.

La pretensión no necesariamente es un pecado en el cine de autor. Un director puede hacer una historia con pleno convencimiento de que nadie va a hacerlo igual o mejor y eso puede resultar en una obra maestra (como suele pasarle a Wes Anderson). En este caso, sin embargo, Favreau intenta salirse del cine masivo y contar una historia muy personal y sensible, pero que falla en dos aspectos: el protagonista (que también es el director) es demasiado virtuoso y la historia es demasiado simple.

El payaso de Spawn y Happy Hogan le enseñan a un pendejo a cocinar
Jamás creí que vería el día en el que mi actor favorito en una película sería John Leguizamo, pero siento que la mayoría de los pesos pesados que vemos en Chef dan una interpretación increíblemente poco satisfactoria. La vida de todos estos personajes parece girar en torno a Carl, nadie tiene tridimensionalidad ni demuestra tener mucha más vida fuera de lo que al protagonista concierne y los diálogos están armados de una manera en la que todos dicen constantemente lo que el protagonista necesita hacer u oír.

El talento mismo del personaje de Carl es la razón por la que es interesante y a la vez la razón por la que el conflicto se aniquila tempranamente, porque gracias a sus compañeros o a su ingenio, parece estar siempre encima de todas las situaciones. Si parte de la razón por la que Carl se embarca en su aventura es para retornar a la libertad de hacer arte en la cocina, no puedo evitar pensar que “hacer sándwiches” no es precisamente “arte culinario”.

-Pero ¿Vas a poder pagar tu alquiler haciendo sandwiches?
-Callate y sonreí, pendejo

 El conflicto externo es simple (volver a ser un chef reconocido y volver a enamorarse del trabajo) y todo pequeño desafío que presenta se resuelve inmediatamente. Pero ¿Qué hay que decir del conflicto interno? La necesidad de ordenar los distintos aspectos de su vida y restaurar la relación con su hijo. Tengo que admitir que eso sí está bien trabajado y da gusto verlo, pero me pregunto si será simplemente porque no es un conflicto complejo ni que pretende ser complejo. Por agradable que sea, se divide sólo en dos partes: una en la que Carl ignora a su hijo y otra en la que no.

-Queda una hora de película, señor Favreu.
-Metamos más comida y a gente sonriendo. Nadie se va a dar cuenta.
Con un progreso narrativo muy de manual, que no comete errores pero tampoco se arriesga en nada, y un final extremada y casi ridículamente feliz, Chef parece ser una búsqueda muy personal de Jon Favreau a un regreso a las historias simples, pero a veces suena muy claramente como el mismo Favreau respondiendo a sus críticos y a veces suena como Favreau celebrando sus capacidades como cineasta.

Es una linda historia simple que divierte a cualquiera que probablemente pretende ser más poética de lo que es sin lograrlo. 


Inez: You're never going to be happy cooking for someone else

lunes, 17 de noviembre de 2014

Boyhood - Sobre la vida misma...


Hay dos tipos de películas que es seguro que me van a fascinar: los proyectos ambiciosos y las películas que se tratan sobre vida, pura y simple, sin condimentos y completamente relacionable ¡Qué gusto me da poder escribir sobre una que incorpora los dos elementos!

Boyhood es un proyecto de doce años del director Richard Linklater (Dazed and Confused, School of Rock), que cuenta la historia de Mason Evans (Ellar Coltrane) y de los conflictos y alegrías que colorean su vida en los doce años de colegio. Mason tiene una relación cercana con su hermana mayor, Samantha (Lorelei Linklater) y con su madre, Olivia (Patricia Arquette), una mujer divorciada que quedó embarazada a temprana edad y busca terminar sus estudios para poder darle una mejor vida a sus hijos.

Entre malos padrastros, mundanzas forzosas y cortes de pelo desafortunados, Mason va estableciendo vínculos cada vez más fuertes con su padre, Mason Sr. (Ethan Hawke), quien está en una búsqueda de su propia madurez.

¿Todos tuvimos ese corte en algún momento o sólo yo?
Cuando de adolescencia o de adolescencia tardía se trata, Linklater es un genio. Hay pocos directores que captan tan bien como él el conflicto real de ser lanzado al mundo sin conocerse a uno mismo y el drama de haber alcanzado una edad en la que se espera mucho de uno, pero uno no comprende bien cómo llevarlo a cabo. Esa sensación de estar engañando constantemente al resto para que crean que uno es competente, o de estarse engañando a uno mismo para no romper en llanto cada vez que se acuerda que su vida no llegó a ninguna parte todavía está presente pero de una manera mucho más real y mucho menos melodramática que en otras representaciones de la adolescencia.

Pequeño Hawke

Es muy fácil generar conflicto tomando los problemas adolescentes que se leen en los diarios (suicidios, tiroteos, embarazos, drogas, alcohol, etc), pero muchas veces resultan ser situaciones ajenas que pueden sensibilizar a la audiencia pero no apelan a ella a un nivel profundo. Es mucho más difícil generar drama con los problemas cotidianos (obediencia, tarea, autos, amigos, novias, familia, divorcios, etc.), pero esta película lo logra tan maravillosamente que uno se olvida que dura 165 minutos.


El ritmo es dinámico y veloz, tan pronto como uno se cansa de una secuencia, aparece la siguiente. La historia se plantea con mucha exposición, haciendo que el inicio sea un poco lento, pero inmediatamente después, logra hacer un traspaso de los años que fluye naturalmente y que se da a entender implícitamente gracias a la música que los personajes escuchan, sus cambios físicos, los programas de televisión que ven, los juegos que juegan, sus reacciones a particulares comentarios. Es decir, todo en su ambiente natural cambia y evoluciona con ellos.

-¿12 años?
-¿No leíste el contrato?


El trabajo de dirección es posiblemente uno de los mejores que vi en mucho tiempo. Es extremadamente complicado hacer una historia por doce años y no traicionarse a uno mismo reescribiendo lo que ya se filmó, y exigiendo un nivel de compromiso de los involucrados, especialmente de los actores, que tienen que mantener el mismo personaje durante tanto tiempo. Afortunadamente lo logran, todos los actores se comportan con un entendimiento claro de quiénes son sus personajes, qué cosas son propias de ellos y con qué lógica cambiarían dadas las circunstancias. Hay que aplaudir la dedicación de Linklater, quien le pidió a Hawke que terminara la película por él si llegaba a morir y quien se enfrentó a un número de problemas legales (es ilegal en Estados Unidos contratar a alguien por más de siete años de trabajo).

¡¡¡LIMADOOOOOO!!!
Boyhood es una gran historia que todos vivimos en alguna manera y algún aspecto. Es un hermoso ensayo sobre lo que es crecer, sobre la falta de control que tenemos y sobre cómo tenemos que aprender a adaptarnos y crecer con el momento, más que decidir arbitrariamente qué somos y exigirle al ambiente que se comporte como deseamos. Nada en la película es tan melodramático que sorprende ni tan terminantemente feliz que genera euforia. Tiene puntos altos y bajos estratégicamente bien puestos pero que ocurren como ocurren en la vida misma. Es tan relacionable que es imposible sentirse agobiado por ella.



Nicole: You know how they say "Seize the moment"? I think it's the other way around. The moment seizes us.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Algunas palabras sobre las Manic Pixie Dream Girl

He aquí unos comentarios sobre este tipo de personaje con un uso tan extendido.


sábado, 25 de octubre de 2014

Lo que Panamá es, fue y será


Hablemos de una figurita difícil esta vez. Este año se cumplieron 100 años de la construcción del Canal de Panamá, un ícono del progreso económico en el continente americano y una enorme demostración de planificación, organización y trabajo pesado. El canal tuvo un control compartido entre los gobiernos de Panamá y de Estados Unidos hasta 1999, año en el cual la soberanía regresó completamente al gobierno panameño.

En celebración de este evento, se realizó la película Historias del Canal, una antología de cinco relatos distintos que tienen lugar en cinco momentos clave de la historia de esta vía de navegación y una linda demostración de la identidad panameña. Dado que cada relato tiene un director distinto, me parece apropiado juzgar cada uno individualmente por sus propios méritos.

1913 es el primer relato y cuenta la historia de Clarice Thompson (Lakisha May) y Phillip (Andre Morris), dos peones caribeños llevados a Panamá para ayudar a la construcción del canal. Clarice y Phillip tienen una relación amorosa de la que están orgullosos y planean casarse, pero mantienen su relación en secreto de sus patrones. Tras enemistarse con uno de ellos, Phillip debe huír hacia la selva, dejándole a Clarice la decisión de quedarse con su familia o seguir a su amado.


Dirigida por Carolina Borrero, la fortaleza de este corto radica en la intensidad de las relaciones entre los protagonistas, quienes rápidamente materializan su amor en una piedra de cuarzo que lleva sus nombres, dándole a la audiencia un ancla, un objeto al cual aferrarse en el torbellino de emociones rápidas que atacan a los personajes. A pesar de eso, la velocidad con la que escala el drama es un tanto repentina, en vez de progresiva y eso pone en juego la verosimilitud. La fuerza dramática está muy presente todo el tiempo, sin embargo.

1950 pasa a contar el choque cultural entre los panameños autóctonos y los zonians, los nacidos de padres norteamericanos en la zona del Canal. Jake Wright (Charlie Goldstein) es un huérfano de padre cuya madre es una alcohólica deprimida y ausente. Este chico encuentra una relación maternal en su empleada doméstica y considera  a Panamá como su hogar, al punto de sentirse más cómodo con otros niños panameños que con sus compañeros norteamericanos. El drama de Jake radica en que se encuentra dividido entre sus raíces y su hogar.


Este relato de Pinky Mon presenta un cambio interesante a las historias de "pez fuera del agua": en este caso, el pez se siente cómodo fuera del agua y no desea regresar.  El papel de la madre, interpretada por Kathleen Wise, es increíble como una antagonista que balancea la patética soledad y debilidad mostrada en el apego al hijo y la fortaleza como obstáculo para Jake de quedarse en el país que ama. Hay una bellísima cohesión entre dos culturas diferentes, mostrada en la inocente mirada de los niños, desprovistos de prejuicios.

1964 cuenta la historia de José (Ivan González), un aficionado a la fotografía que se enamora perdidamente de la estudiante norteamericana Lucy (Hannah Schöbitz). Pese a que ninguno de los dos habla el idioma del otro, ambos encuentran una intensidad atractiva en el otro y se dejan llevar por sus instintos. Desgraciadamente, la situación social los divide, dado que José pertenece a un grupo de estudiantes que desean arduamente el reconocimiento de la soberanía de los panameños en su propia tierra y Lucy está unida a los norteamericanos que consideran la zona como parte de su propio país.

El punto débil de este segmento está en las actuaciones. La historia de amor es típica y trillada y los protagonistas se abandonan en su relación con una pasión propia de la mentalidad de "el amor conquista todo", coherente con los años de los personajes pero un tanto tediosa en un principio. Sin embargo, el progreso de esta historia de Luis Franco Brantley no es tan típico. Es trágica, pero no se siente triste. El relato vence la tentación de ser una historia de amor y desamor y llega a ser una historia sobre dos amores: el amor por una persona y el amor por la patria.

1977 nos muestra a Silverio (Luis Manuel Barrios), un chofer contratado para llevar a diplomáticos norteamericanos específicamente por su incomprensión del inglés. Silverio, sin embargo, tiene su propia agenda, pues, tomando el rol de un espía, graba las conversaciones para averiguar si los gringos tienen la intención de entregar o no el canal. Aunque el protagonista se toma en serio su deber cívico, su buen trato le hace inocentemente ganar la amistad de los diplomáticos.

Esta posiblemente sea la más completa de las historias, pudiendo mantener un excelente equilibrio entre drama, comedia y suspenso. Hay una cinematografía que le da un tono interesante al aspecto visual, hay un ritmo ligero que no se siente demasiado acelerado, logrando detenerse en los momentos dramáticos que lo ameritan, y hay una combinación original y agradable entre recursos estilísticos típicos de películas latinas y elementos que remiten a las películas de espías. Posiblemente lo más interesante sean los personajes, que son divertidos y coloridos y llenan de curiosidad a la audiencia. Se trata de un gran trabajo del director Abner Benaim.

2013 cuenta la historia de Clarice Jones (Lakisha May), una cantante de Jazz norteamericana frenada en su carrera y en su vida, que recibe el llamado de un arqueólogo panameño contándole que encontró un objeto que le pertenecía a su bisabuela. Clarice viaja a Panamá y entra en contacto con lo que queda de su familia, la cual la recibe con familiaridad y un poco de hostilidad. A medida que ella más va aprendiendo sobre sus antepasados y los sacrificios por los que pasaron para la construcción del Canal, más va aprendiendo sobre sus raíces, su procedencia y spbre sí misma.


Para darle un cierre a esta muestra de honor que Panamá le hace a sus antepasados, no solo el último segmento es una continuación del primero, sino que lidia con la incorporación de los dolores y sacrificios pasados en el reconocimiento diario de la vida actual. Esta historia dirigida por Pituka Ortega-Heilbron, lidia con el tema de la familia con una profundidad mucho mayor que los segmentos anteriores y termina de concretar el sentido de unidad, de pertenencia. La historia de las familias de los panameños es la historia de Panamá. Es la piedra en la que se montan sus vidas.

Historias del Canal puede sentirse que pierde la unidad en algunos momentos y el cambio abrupto de ritmo puede jugar en contra, pero es una clara ventana al mosaico que es Panamá y una película que expresa la identidad del país como muy pocas podrían lograrlo. Dicen que para conocer a una sociedad hay que conocer su arte y esta película tiene toda la información necesaria para conocer a este pequeño país que tanto empieza a prometer en la industria cinematográfica.



"Ella decía que escribía para no ser escrita por otro. Que la única que podía contar su historia era ella."

viernes, 17 de octubre de 2014

Un camino de toda una vida

Normalmente trato de escribir críticas de películas recientes, pero esta vez voy a hacar algo distinto (porque me olvidé de ir al cine esta semana). Este año se estrenó una película que pasó sin pena ni gloria. Poca gente la reconoció, pese a que está basada en un libro de uno de los mejores novelistas contemporáneos y pese a que cuenta con una excelente elenco. Además, contó con pésimas críticas, algunas de las cuales puedo entender, pero que son un tanto injustas para el pedazo de película que es.

A Long Way Down es la historia de cuatro personas desmotivadas y desencantadas con sus vidas que se conocen en el techo del mismo edificio del que todos decidieron tirarse en vísperas de año nuevo. Martin Sharp (Pierce Brosnan) es un ex presentador de televisión que tuvo que ir a prisión por acostarse con una menor de edad. Maureen Thompson (Toni Collette) es una mujer tímida y solitaria con un hijo discapacitado. Jess Crichton (Imogen Poots) es una excéntrica e impulsiva hija de un político y J.J. Maguire (Aaron Paul) es un retraído repartidor de pizzas con cáncer.

Desde el principio se da a entender que los cuatro no tienen razón para agradarse entre ellos ni tienen nada en común más que el deseo de suicidarse, pero para sorpresa de ellos, eso resulta ser un lazo mucho más fuerte de lo que esperan. A regañadientes admiten sentirse unidos y hacen un pacto de no suicidarse hasta el día de San Valentín, el día más cercano en el que hay más suicidios. Pero mantener su promesa se vuelve complicado cuando su historia se filtra en los medios y la constante presión de la opinión pública los lleva a plantearse por qué no están contentos con sus vidas.

"Todavía no opuso resistencia ¡Traigan más cámaras!"
La historia está basada en una novela del británico Nick Hornby, a quien algunos reconoceran por escribir otras novelas como Fever Pitch, High Fidelity y About a Boy. Las tres adaptadas a muy buenas películas. Es un tema extraño para una comedia, incluso para una comedia dramática, pero soy de creer que esos son los casos en los que más puede explotarse el humor y la humanidad ¡Y hay mucha humanidad en esta historia!

La película no es perfecta, pueden encontrarse ciertas motivaciones un tanto incoherentes en los personajes, al punto que cuesta creer que se volverían amigos en primer lugar. La historia está llena de momentos de "¿Por qué están haciendo esto en primer lugar?", pero donde difiere de una película mal escrita es en que los mismos personajes no comprenden en dónde están parados o qué es lo que quieren y esperan de sus vidas.

Nadie quiere una audiencia en el punto más bajo de tu vida.

Ellos mismos no entienden por qué se frenan entre ellos de suicidarse, por qué sienten que no pueden hablar con nadie más que con ellos mismos o por qué firman el pacto, pero lo hacen con una desidia y con un abandono a la corriente de la vida que caracteriza a los deprimidos y angustiados. Simplemente se dejan llevar por fuerzas que ellos están muy cansados para combatir.

-Casi nos morimos ¿Qué hacemos ahora?
-Un viaje.
La narrativa es curiosa, se divide en cuatro partes, cada una introducida por una narración de alguno de los cuatro personajes, separando los eventos en cuatro episodios. Podría decirse que el foco se va cambiando entre ellos, pero la verdad es que los vemos tanto tiempo juntos que eso no parece importar tanto. La música es tremenda, poco convencional e igualmente capaz de meternos en ambiente (aunque hay una escena extraña en la que todos bailan al ritmo de "I will survive" de Cake con casi demasiada exaltación).

De más está decir que la actuación es genial, pero las interpretaciones de Imogen Poots y Aaron Paul son dignas de resaltar. Ambos representan dos lados de la depresión juvenil: La angustia de la falta de un propósito y la rebeldía extravagante como distracción a los problemas personales. En eso vemos que Jess mueve la historia con sus planteos extraños e innecesarios pero sin realmente saber por qué lo hace y JJ no entiende de dónde proviene su malestar, sólo sabe que no soporta verse a sí mismo.
Es una de esas de "No te entiendo pero te quiero"
 Así como en otras historias de Nick Hornby, hay una riquísima filosofía urbana y un profundo análisis de la vida moderna planteada en los problemas diarios y las incomprensiones típicas que se nos presentan cada vez que nos levantamos.

Como dije, puedo entender de dónde pueden nacer las malas críticas, pero hasta cierto punto me parecen injustas. Los problemas que los personajes se plantean son fácilmente relacionables y se pueden seguir tranquilamente con el mismo abandono curioso con el que ellos los llevan.

"Sep..."
A Long Way Down es una gran película, sencilla y un tanto caótica (igual que sus personajes), pero no se puede esperar orden moralista de una película sobre suicidas, especialmente si es una comedia. Hay un manejo genial de las angustias presentes en muchos de nosotros que le dan un toque muy humano, mezcladas con una excentricidad ajena e improbable pero interesante que le dan un brillo muy peculiar.



Jess: "All the best people are mad, in my opinion"

viernes, 10 de octubre de 2014

La actitud del artista

Me imagino que poca gente tiene la sensibilidad artística que tiene John Carney. Realmente hay que revolver entre todo el océano de riesgos económicos calculados para encontrar una perla llena de corazón, fragilidad, optimismo que, de alguna manera, logre seguir siendo interesante.

Begin Again cuenta la historia de Dan Mulligan (Mark Ruffalo), uno de los dueños de una discográfica importante que acaba de perder su trabajo tras una serie de malas rachas, y de Gretta (Keira Knightley), una cantautora amateur que acaba de cortar con su novio Dave (Adam Levine), quien está envuelto en un agujero negro de creciente fama y éxito musical.

Dan y Gretta se conocen mientras se encuentran en sus puntos más bajos y establecen una conexión después de que ella canta a regañadientes una canción en un bar. Dan tiene una visión y empuja a Gretta a que le permita producir un disco con ella. El único problema es que ninguno de ellos tiene plata. Armados con nada más que buenos contactos y equipo barato, se deciden a grabar un disco que exprese su necesidad de crear algo que se sienta real y su amor por la ciudad que los rodea.

La película hace unos interesantes saltos en el tiempo, mostrando primero eventos importantes y después cómo es que los personajes llegaron a ellos. Empieza con la primera canción de Gretta y después nos explica las respectivas historias de los protagonistas: Dan está separado, aunque se encuentran rasgos de amor a su ex-mujer (Catherine Keener), es alcohólico, no tiene la cercanía que querría con su hija y tiene una idea tan clara de cómo suena la verdadera música que se muestra apático frente a aquello en lo que la industria se transformó.

Gretta es una chica que no tiene mucha confianza en sí misma y cree más en el poder de una canción acústica en un bar de mala muerte que en una canción sobreproducida en un estadio. Para ella, la música tiene que decir algo y si esta pierde su sentido, entonces no vale la pena escucharse.

Y uno, y dos y... esperemos a que se vaya la sirena... y tres.
Begin Again tiene un aire extremadamente optimista; desde el momento en el que Gretta y Dan se conocen, su camino va en ascendencia progresivamente y las dificultades se vuelven más externas que internas. La dedicación a un proyecto riesgoso y extraño pero divertido y satisfactorio va ordenando sus pensamientos y los lleva a tomar las decisiones correctas en sus vidas. La dificultad intrínseca de grabar un disco sin plata los lleva a plantearse qué es importante para ellos y por qué importa.

Hay una ida y vuelta entre el romance, la admiración, la oportunidad y el deseo ¿Es cursi? Por supuesto, pero no es tedioso. Es una representación clara de esos momentos reales en lo que la vida nos exige que seamos cursis, como en una declaración de amor o en una explicación de por qué seguimos en el camino en el que estamos cuando todo indica que deberíamos dejarnos llevar por el desánimo. Si se lo piensa, la respuesta a una pregunta como "¿Por qué gastás tanto tiempo en eso?", no puede ser otra cosa que cursi.

Alquilo novia únicamente para recrear la escena de estos dos
escuchando música por la ciudad. Dejar CV.
La música es impecable. El elenco está muy bien elegido: Mark Ruffalo está un una muy buena racha cinematográfica y no soy un gran fanático de Keira Knightley pero tengo que admitir que siempre elige buenos papeles. Adam Levine no se muestra como un antagonista típico, sino como una persona que está igual de perdido que Gretta pero no tiene bien en claro qué es lo que quiere comunicar (no es accidental el hecho de que su personaje no escribe sus propias canciones).

Tensión... incómodo...
Está muy bien logrado el paralelismo entre arte hecho por amor al arte y arte hecho por amor a uno mismo. Sin ir al ultrareconocido lugar común de "mainstream vs nicho", habla acerca de la actitud propicia para el arte. De cómo uno debe amar lo que hace lo suficiente como para reír haciéndolo, aunque no tenga un rédito y de cómo toda esa emocionalidad puede perderse entre los excesivos filtros de la producción masiva o mecánica. El personaje de Gretta se acerca a la música con tanta alegría que constantemente nos recuerda, sin decirlo, lo que es amar algo

Quienes hayan visto la otra obra maestra de Carney, Once (véanla por favor, si no lo hicieron), van a notar rasgos en común: Dos aficionados a la música se conocen, uno de ellos motiva al otro a hacer su arte público y se ayudan mutuamente a tomar control de sus vidas. Incluso está presente la temática del poder que la música tiene para unir a dos personas que nada tienen que ver a un nivel profundo y espiritual.

Así me río yo cuando escribo estas críticas. Debo verme como un boludo.
Begin Again es una película para enamorados, pero no necesariamente en el sentido convencional. Para enamorados del arte, de la música, del cine, de los libros, de todo aquello que esté cargado de emoción y de deseo de compartir. Definitivamente no es una película para cínicos, porque los que busquen irrealidades en ella, las van a encontrar. Es una película para perderse en el envión eléctrico de la inspiración y en la actitud jovial y lúdica del proceso creativo.

Es una profunda carta de amor al arte, crudo, bruto y recién extraído del alma, que tan sencillo como es, une a toda la gente que se siente fraccionada en sus vidas.



Dave: I just wanted to turn it into a hit.
Gretta: Why?

lunes, 6 de octubre de 2014

Algunas Palabras Sobre Bojack Horseman

Bojack Horseman. La nueva serie de Netflix. No esperaba que fuera tan buena.

jueves, 2 de octubre de 2014

Lucy en París con Superpoderes


Quiero querer a Luc Besson (por más que El Quinto Elemento es malísima). Es un tipo que tiene talento para los personajes y las imágenes. Tiende a tomar historias típicas y les da un giro interesante (como en Leon, una historia de un asesino que encuentra paz ayudando a una mujer, y el giro está en que la mujer tiene 12 años). Desgraciadamente, Besson no tiene talento para el diálogo o la sutileza.

Lucy (Scarlett Johansson) es una joven norteamericana de 25 años que está estudiando en Taipei y es convencida por su novio de llevar un cargamento de nuevas drogas a un capo mafia, el Sr. Jang (Choi Min-sik). Desgraciadamente, Jang la fuerza a llevar el cargamento a Europa, escondido dentro de su vientre. En el camino, la bolsa de drogas se rompe y ella absorbe una cantidad letal del químico, llevándola a una especie de estado de conciencia absoluta en el que su cerebro despierta casi el total de su potencial, llevándola a lograr actos inimaginables.

Me tiene un poco harto el tema del 10% de la capacidad cerebral. Es cierto que los humanos no usamos el 100%, pero no lo usamos todo a la vez. El cerebro se divide en muchas funciones y muchas inteligencias. Lucy llega a un punto en el que puede hacer literalmente todo y es difícil crear suspenso a partir de ahí.

-¿Querés un poco de conflicto, Lucy?
-No, estoy bien.

 
He aquí una lista de habilidades que Lucy adquiere gracias a esta nueva droga mágica:
-Ausencia de dolor
-Conocimiento del uso de armas, vehículos y tecnología a nivel experto
-Habilidad para acceder a la tecnología remotamente y a hacerla andar a altas velocidades
-Conciencia y control de la información transmitida por las celulas y las ondas electromagnéticas 
-Transformación de cualquier parte de su cuerpo a voluntad
-Telekinesis
-Conocimiento médico
-Habilidad para leer cualquier tipo de alfabeto y entender cualquier tipo de idioma
-Capacidad de ver todas las eras del tiempo simultáneamente
-Materialización de cualquier imagen u objeto
-Capacidad de noquear telepáticamente a cualquier persona
-Lectura veloz
-Conocimiento preciso de la fisionomía e historia de cualquier otro ser humano
Y mucho más...

Tranqui...
Cada tanto aparece Morgan Freeman como un científico de renombre exponiendo su hipótesis sobre qué pasaría si el ser humano adquiriera control sobre toda su capacidad cerebral. Puede sonar interesante al principio, pero la realidad es que se siente como estar presente en un simposio y, lamentablemente, esas escenas cortan el flujo de la historia de una manera que no es natural. Imaginen que están en una montaña rusa y esta se frena cada dos metros para que aparezca alguien y te explique cómo funciona la montaña rusa. 

Hay una sobrecarga de exposición demasiado grande, pero no solo en términos del diálogo sino también de la selección de imágenes (diversos animales usados como analogía del proceso evolutivo). Esto nos lleva a razonar cómo deberíamos sentirnos en vez de simplemente hacérnoslo sentir.

Y ahora, una pausa de esta crítica para una charla de media
hora sobre tipos de rocas volcánicas.
El shock del descubrimiento de nuevas habilidades es tal que Lucy parece hacer a un lado sus emociones y motivaciones porque las considera innecesarias y un lastre. Es difícil simpatizar con ella cuando ella no se comporta como una humana y no se siente motivada por nada que podamos entender. No la mueve la venganza y el deseo de supervivencia está apenas presente. Lo que la mueve es obtener más información para poder transmitirla, pero para los propósitos de la historia eso no significa nada porque no es información que la audiencia comprenda o que la audiencia sienta que es necesario saber.

Me cuesta creer en el recurso de la "droga mágica de la omnipotencia" o que no haya otros como Lucy. No tenemos absolutamente ninguna razón para creer que ella es más capaz que cualquier otra persona de sobrevivir una dosis letal de la droga, ni hace demasiada falta mostrarnos cómo era Lucy antes del evento, porque su cambio de personalidad es tan rápido, repentino y extremo que la personalidad misma parece un adorno que no afecta demasiado a la historia. En realidad, Lucy me hubiera gustado mucho más si ella fuera la antagonista

Nuestro villano, listo para enfrentarse a la heroína endiosada
armado con... una pistola
Parece ser que la narración, en términos de las explicaciones, se apoya mucho en el facilismo de "porque es ciencia" para hacer avanzar la historia. La película termina con Lucy diciendo "La vida se nos dio hace mil millones de años. Ahora saben qué hacer con ella", y yo me siento obligado a decir que no, no sabemos nada. Somos testigos de una historia de la que no somos parte, de la cual se nos transmitieron algunos datos pero no se nos expuso un mensaje cohesionante detrás de ella.

Lucy es una película que suena complicada pero tiene una estructura simplista. El problema real radica en que es tan ajena a cualquier experiencia o emoción humana que es casi imposible establecer una conexión o pensar que salió del corazón de una persona. ¿Quieren ver una hora y media de Scarlett usando telekinesis y haciendo trucos con efectos especiales? Esta es su película ¿Quieren ver una película sobre una persona? Lo lamento, no la van a pasar muy bien.



Me gusta poner una cita al final, pero no encuentro nada emocionalmente fuerte.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Guardianes de la Galaxia: No se puede pedir más

Hace poco volví a tener esperanza en las películas de superhéroes. Recientemente se volvió aceptable (y hasta necesario) agregar un cierto nivel de oscuridad y realismo a los ideales de héroes incorruptibles. Imaginen la sacudida de emoción que sentí cuando, tras venir de esa pendiente en subida, me choco con una de esas películas que lo tiene todo.

Guardianes de la Galaxia es una adaptación de un cómic de Marvel nacido en la época en la que los problemas de la sociedad se quedaban cortos como conflictos y los autores buscaban un nuevo escenario en el cual desarrollar nuevos personajes. Entre delirios de surfistas plateados y gigantes comedores de planetas como canapés de coctel, apareció la historia de Peter Quill y su banda de antihéroes defensores de los titánicos males del universo.

En la versión fílmica, Peter Quill (Chris Pratt) es un terrícola que fue raptado por alienígenas en su infancia, poco después de sufrir la muerte de su madre, y creció para convertirse en un caza recompensas cuyo amor por la música de los sesentas sólo es rivalizado por su astucia y su ego. Después del robo de un místico artefacto que salió mal, Peter es arrestado junto con otros personajes aún más coloridos.

Estoy en nerdstasis...
 Lo acompañan Gamora (Zoe Saldana), la hija adoptiva del titán Thanos, a quien ella desprecia por haberla convertido en una máquina de matar; Rocket (Bradley Cooper), un mapache antropomórfico con una gran puntería y poca paciencia; Groot (Vin Diesel), un organismo similar a un árbol con un gran corazón; y Drax (Dave Bautista), un tipo extremadamente fuerte con nada más que venganza en la mente.

A medida que la historia avanza y cada uno de los personajes se ve forzado a superar obstáculos simplemente para salvar su pellejo, se va develando más acerca del misterioso artefacto, el cual es buscado por Ronan, el acusador (Lee Pace), un conquistador etnocéntrico, hijo de Thanos.

Ignoren el maquillaje, al chabón hay que tenerle miedo
Los fanáticos de la historieta notarán que las versiones originales de estos personajes son, en su mayoría, bastante distintas a las de la adaptación. En la película, Quill es un antihéroe mujeriego, egocéntrico e infantil que, a causa de un trauma en su infancia, se quedó trabado mentalmente en una época de su vida; mientras que en el cómic se acerca mucho más a una figura tradicional de líder al estilo Capitán América.

A pesar de ese (y muchos otros) cambios, los personajes funcionan. El material de orígen es una inspiración, pero la construcción de los personajes se hace en base a lo que la historia necesita. Y dicha construcción está más que bien hecha, porque todos los personajes son entretenidos en varios niveles: Todos ellos hacen llorar y reír con una gozable tridimensionalidad sin perder su color y carisma ni sus mañas. Gamora es paranoica, Drax no entiende las metáforas, Rocket es cómicamente agresivo, Quill intenta hacerse renombre sin éxito y Groot no puede decir otra cosa que "I Am Groot" (Cabe mencionar la habilidad con la que Vin Diesel transmite un sinfín de emociones diciendo siempre las mismas tres palabras).

Groot: Héroe multiusos

No termina como ustedes creen...
Dos cosas me provocan estar eternamente agradecido 1) La ausencia de una sub-trama romántica explorada hasta el hartazgo y 2) El inteligente uso de la música. El contraste de las canciones de los sesenta con el marco de ciencia ficción ayuda a establecer (sin exponerlo verbalmente) el conflicto por el que pasa el personaje de Quill: su exilio espacial y temporal de una realidad que es cómoda para él, pero lejana.

Cuanto más veía está película, más notaba que es esencialmente Avengers: Un grupo de talentosos extraños que se llevan mal inicialmente son forzados a unirse, al principio por intereses propios, pero más tarde por amistad y apoyo mutuo ante las adversidades, consiguiendo cohesionar sus poderes y salvar a una humanidad que no los comprendía en primera instancia ¿La diferencia? Los Avengers son héroes. Los Guardianes son antihéroes. Y es una gran diferencia, dado que en muchas ocasiones no se puede anticipar cómo van a reaccionar o en qué momento van a poner sus intereses por encima de los del grupo, generando fácilmente suspenso y comedia al mismo tiempo.

Soñando con el día en el que estas películas entren en los Oscars
En papeles menores están Benicio del Toro, Glenn Close, John C. Reilly y Michael Rooker, cada uno dejando una perlita cada vez que aparece. Una película con personajes tan originales para hacerla interesante y tan trasgresora para hacerla irreverentemente cómica, sólo podía realizarse de la mano del campeón del cine trasgresor, James Gunn, un tipo con una mirada joven y con un aparente desinterés por apelar a las masas (incluso la escena posterior a los créditos es un gran dedo medio a la audiencia).

El humor es rápido (a veces, ambiguamente adulto y no apropiado para niños) y meta referencial, burlándose constantemente de clichés típicos de las películas de super héroes, pero sin perder el sentido de la urgencia y el peligro que le aportan al filme un elemento de acción y suspenso.

Increíble que nació de un tema de los Beatles
Si Guardianes de la Galaxia no es la mejor película de Marvel (y posiblemente de super héroes) hasta ahora, está indudablemente cerca. El equilibro entre el humor y el peligro es impecable, los personajes están sumamente bien armados y sus características son funcionales a la historia, en vez de ser la historia una excusa para mostrar sus características. Las actuaciones son increíbles y puede disfrutarse en muchos niveles una y otra vez. Gracias, James Gunn, ahora mis viernes a la noche están ocupados.



"You said it yourself, bitch. We´re the Guardians of the Galaxy."

jueves, 21 de agosto de 2014

Compartiendo en muchos niveles


¡Guau! No suele pasar que una comedia-dramática con gente como Mark Ruffalo y Gwineth Paltrow me sorprende. No me malinterpreten, no es que esta película sea un 10, pero es mucho mejor de lo que esperaba, considerando que esperaba una frivolidad de aquellas.

En Thanks For Sharing, Mark Ruffalo, el hombre a quien todos aprendimos a amar gracias a los Avengers, interpreta a Adam, un adicto al sexo que está en recuperación hace cinco años y sigue un lento pero constante proceso de apartarse de toda tentación alejándose de la televisión y la computadora. Adam cuenta con la ayuda de su sponsor, Mike, interpretado por Tim Robbins, y él a su vez está ayudando a Neil, interpretado por el Jonah Hill para el director sin fondos, Josh Gad. Todo se complica cuando Adam conoce a Phoebe (Gwineth Paltrow) una chica hipersexuada que se siente inmediatamente atraída a Adam pero no sabe de su adicción.

Durante toda la primera media hora de película pensé “¿Por qué estoy viendo esto? Toda esta gente tiene su vida bajo control, se están curando de sus adicciones, no las están sufriendo. Siento como que llegué tarde a la fiesta y me están contando todas las cosas increíbles que pasaron.” Imagínense que están viendo una película acerca de un tipo que está limpiando los escombros después de la pelea de Nueva York de los Avengers (Se ve que me gustó esa película...).

En el guión original, esta es la escena en la que Mike trata de averiguar cómo comérselo a Adam.
Afortunadamente, y a tiempo para vencer el tedio y mantener el equilibrio, me di cuenta de que Mark Ruffalo no es el único protagonista. Neil y Mike tienen sus propios disparadores, sus propios conflictos y sus propias historias: Mike recibe una visita de su hijo extraviado (interpretado por Patrick Fugit, el pibe de Casi Famosos) que es un drogadicto en recuperación y Neil… no puede pasar un día sin mirar porno y se encuentra tratando de ayudar a una adicta primeriza interpretada por Pink, una de las cantantes que mas me gusta ver caerse del escenario.


Adam me pareció por lejos el personaje menos interesante. No sólo por falta de un conflicto aparente sino porque su interés romántico es imposiblemente copada y tampoco presenta problemas mayores. Es una mujer adicta al ejercicio que venció el cáncer de mama hace tiempo. De vuelta… legué a la fiesta muy tarde.

Pero a medida que la película avanzaba, fue tomando un giro extremadamente turbio. Cuesta tiempo sentir simpatía por los personajes pero eventualmente vale la pena. Adam, Neil y Mike son tres adictos con el mismo problema en etapas distintas de la recuperación, principio, medio y fin. Y estos personajes que parecían tan en control de sí mismos empiezan a demostrar por dónde sus miserias se van saliendo.

Phoebe cree que puede manejar la adicción de Adam, pero con frecuencia se muestra muy centrada en sí misma y completamente incomprensiva del problema con el que su novio lidia. Digo, en una escena ella se pone una vestimenta MUY reveladora y le hace un baile en el regazo. Hay que ser muy insensible para hacerle eso a un adicto. Es como describir lo mucho que te gusta la cerveza que te estás tomando en frente de un alcohólico.

Mmm... me la acordaba mejor...
El tono oscuro que toma la película es un oasis: “¡Por fin! Estos personajes muestran sus debilidades y problemas y AHORA me siento interesado por sus historias” Por lejos, Neil fue el personaje más interesante, principalmente porque su historia empieza desde su punto más bajo y claramente es el personaje más fallido de los tres, así que da gusto verlo en ascenso.

"Ah ¿Era este? Yo quería al gordito de Superbad"

El tema se trata con bastante sutileza. Parecía fácil que una película sobre adicciones sexuales abusara de la “sexposicion” al estilo Game of Thrones, pero la verdad es que se trata como lo que es: un problema que cuesta trabajo conquistar. La única escena explícita de sexo que hay no es erótica. Es bastante deprimente, la verdad.

Las actuaciones son buenas. Los diálogos… no tanto. Me frustró mucho la relación entre Ruffalo y Paltrow, especialmente por culpa de la exposición. En ningún momento paraban de tirarse flores, estaban todo el tiempo hablando de lo sexy y atractivos que se encontraban uno al otro y constantemente hablando de lo triste que es su pasado sin dejar de sonreír. Te hace decir “sí, entiendo que hayas tenido este problema, pero se ve que estás equilibrado y no me voy a gastar dándote mi pena, entonces”.

"Decime lo hermosa que soy otra vez"
"Ok, pero no le digas a Tony"
La película te deja un buen gusto en la boca y tiene un mensaje muy positivo. Las obsesiones y adicciones son solucionables, pero la solución es una pelea de todos los días. Tenés que renovarte constantemente para superarlas y en cualquier momento podes caer, por lo que es bueno no guardarte tus emociones y apoyarte en otros para lograrlo. 



Adam: "Just remember. One. Day. At a time."

miércoles, 13 de agosto de 2014

Robin Williams (1951 - 2014)

Hay un lugar especial en el Cielo para quien tiene alma de niño. Como una persona para quien el Cine es mucho más que el Cine y las historias son mucho más que relatos, he visto muchas personas de la farándula abandonar el mundo y dejar atrás una huella. Algunas muertes fueron simplemente lamentables, otras fueron absolutamente desgarradoras. He visto a maestros del Kung Fu asfixiados bajo el peso de enfermedades o fetiches extraños. He visto a cometas en ascenso caer frente a adicciones incontrolables. He visto a jóvenes probar los límites de su invencibilidad y perder la consciencia del hibris.

Pero ningún evento noticiable de la farándula, ningún fracaso cinematográfico, nada que yo haya visto en o acerca del Cine se sintió tanto como una pérdida.

Tardé dos días en poner mis sentimientos al respecto en palabras. Me tomé demasiado.

Ningún artista en mi vida marcó tanto mi infancia. Las risas que compartía con él no eran como cualquiera. No eran risas sistemáticamente procesadas por mi mente, eran risas que alcanzaban algo encerrado en mi alma. Eran alimento para un niño oculto en mi interior, que aprendía no solo a apreciar el mundo que veía, sino a creer en un futuro y en una esperanza de dejar una huella propia. 

El llanto nunca era de tristeza o amargura. No era una áspera lija pasada por mi garganta o una pesa incómodamente apoyada sobre mi pecho. Era un llanto de reinvención, como las lágrimas que quedan en el rostro después de levantarse de una caída. Era un llanto de optimismo, un llamado a cosas nuevas, una purificación para hacerle un lugar al asombro sencillo. 

Con una rebelde inocencia nos contaba historias sobre la paciente espera a los despertares de la vida, sobre cómo el miedo al mañana no tiene la magnitud o el valor de las decisiones del presente, sobre cómo la amistad puede salvar vidas y liberar cadenas, sobre el amor paternal y las locuras a las que nos lleva a hacer, sobre cómo las obsesiones y excentricidades pueden llenar de color nuestra vida, o, a veces, hasta dar miedo. Sobre todo, mostró que la risa y la companía no pueden subestimarse. Un niño grande. Un hombre que le dio a tantos humoristas, profesionales y anónimos, una confianza que no pudo obtener para sí. Un capitán que se hundió con su barco. Un tipo frágil que conquistó a más gente con fragilidad que con fuerza.

Y la ironía trágica de este portaestandarte del entusaismo es que nunca descubriría la cantidad de vidas que tocó ni lo cercano que era el alcance a aquello que buscaba. Ojalá ya lo hayas escuchado. Ojalá mis palabras no sean originales. Pero gracias por los años de risas. 

Que por fin descanses, Robin, en la más pacífica de las paces. 


"You don't know about real loss. Because it only occurs when you love something more than you love yourself"