
Hay
dos tipos de películas que es seguro que me van a fascinar: los
proyectos ambiciosos y las películas que se tratan sobre
vida, pura y simple, sin condimentos y
completamente relacionable ¡Qué gusto me da poder escribir sobre una que
incorpora los dos elementos!
Boyhood es un proyecto de doce años del director
Richard Linklater (
Dazed and Confused, School of Rock), que cuenta la historia de
Mason Evans (Ellar Coltrane) y de los conflictos y alegrías que colorean su vida en los doce años de colegio. Mason tiene una relación cercana con su hermana mayor,
Samantha (Lorelei Linklater) y con su madre,
Olivia (Patricia Arquette), una mujer divorciada que quedó embarazada a temprana edad y busca terminar sus estudios para poder darle una mejor vida a sus hijos.
Entre
malos padrastros, mundanzas forzosas y cortes de pelo desafortunados, Mason va estableciendo vínculos cada vez más fuertes con su padre,
Mason Sr. (Ethan Hawke), quien está en una búsqueda de su propia madurez.
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¿Todos tuvimos ese corte en algún momento o sólo yo? |
Cuando de
adolescencia o de adolescencia tardía se trata, Linklater es un
genio. Hay pocos directores que captan tan bien como él el conflicto real de ser
lanzado al mundo
sin conocerse a uno mismo y el drama de haber alcanzado una edad en la que se espera mucho de uno, pero uno no comprende bien
cómo llevarlo a cabo. Esa sensación de estar
engañando constantemente al resto para que crean que uno es competente, o de estarse engañando a uno mismo para no romper en llanto cada vez que se acuerda que su vida no llegó a ninguna parte todavía está presente pero de una manera mucho más
real y mucho
menos melodramática que en otras representaciones de la adolescencia.
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Pequeño Hawke |
Es muy
fácil generar conflicto tomando los problemas adolescentes que se leen en los diarios (suicidios, tiroteos, embarazos, drogas, alcohol, etc), pero muchas veces resultan ser situaciones
ajenas que pueden
sensibilizar a la audiencia pero
no apelan a ella a un nivel profundo. Es mucho más difícil generar drama con los
problemas cotidianos (obediencia, tarea, autos, amigos, novias, familia, divorcios, etc.), pero esta película lo logra tan maravillosamente que uno se olvida que dura
165 minutos.
El ritmo es
dinámico y veloz, tan pronto como uno se cansa de una secuencia, aparece la siguiente. La historia se plantea con mucha exposición, haciendo que el inicio sea un poco
lento, pero inmediatamente después, logra hacer un
traspaso de los años que
fluye naturalmente y que se da a entender
implícitamente gracias a la música que los personajes escuchan, sus cambios físicos, los programas de televisión que ven, los juegos que juegan, sus reacciones a particulares comentarios. Es decir, todo en su ambiente natural cambia y
evoluciona con ellos.
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-¿12 años? -¿No leíste el contrato? |
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El trabajo de
dirección es posiblemente uno de los mejores que vi en mucho tiempo. Es extremadamente complicado hacer una historia por doce años y no
traicionarse a uno mismo reescribiendo lo que ya se filmó, y
exigiendo un nivel de
compromiso de los involucrados, especialmente de los actores, que tienen que mantener el
mismo personaje durante tanto tiempo. Afortunadamente lo logran, todos los actores se comportan con un
entendimiento claro de quiénes son sus personajes, qué cosas son propias de ellos y con qué lógica cambiarían dadas las circunstancias. Hay que aplaudir la
dedicación de Linklater, quien le pidió a Hawke que terminara la película por él si llegaba a morir y quien se enfrentó a un número de problemas legales (es ilegal en Estados Unidos contratar a alguien por más de siete años de trabajo).
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¡¡¡LIMADOOOOOO!!! |
Boyhood es una gran historia que
todos vivimos en alguna manera y algún aspecto. Es un hermoso
ensayo sobre lo que es
crecer, sobre la falta de control que tenemos y sobre cómo tenemos que aprender a
adaptarnos y crecer con el momento, más que decidir arbitrariamente qué somos y exigirle al ambiente que se comporte como deseamos. Nada en la película es tan melodramático que sorprende ni tan terminantemente feliz que genera euforia. Tiene puntos altos y bajos estratégicamente bien puestos pero que ocurren como ocurren en la
vida misma. Es tan
relacionable que es imposible sentirse agobiado por ella.
Nicole:
You know how they say "Seize the moment"? I think it's the other way around. The moment seizes us.
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