
Nebraska cuenta la historia de Woody Grant (Bruce Dern), un hombre anciano y retraído emocionalmente, que recibe una carta indicándole que ganó un millón de dólares y obstinadamente decide ir desde Montana a Nebraska para recoger su premio. Queda en manos de su hijo David (Will Forte) cuidar de él y probarle que el premio no es más que una estafa.
Cuanto más avanza la historia, más parecería que el protagonista es David y que su intención de iniciar el viaje es llegar a conocer bien a su padre, un hombre de pocas palabras, antes de que fallezca. Tras pasar tiempo con él, conocer su pueblo de orígen y encontrarse con viejos amigos y familiares indeseables, David va comprendiendo el profundo deseo de Woody de hacerse valer.
Los personajes están increíblemente bien armados; probablemente no llenen butacas ni enciendan deseos, pero llegan a un punto de realidad que es comprensible e identificable para todos nosotros. La película se siente como encontrarte con un amigo o un familiar que no ves hace mucho y, con una cerveza de por medio, te cuente algo interesante que le pasó recientemente.
La elección del elenco es una de las mejores que vi en mucho tiempo. Bruce Dern es un genio a la hora de interpretar todo un espectro de emociones ocultas en un hombre que responde todo con "¿Qué?" y "No lo sé." Su confusión constante es tanto conflictiva como es enternecedora. Por otra parte, el comediante Will Forte prueba que no es sólo capaz de hacer comedia bizarra, sino que puede sumergir a la audiencia en esta historia mostrando curiosidad y entusiasmo incoente. Bob Odenkirk (mejor conocido como Saul Goodman en Breaking Bad) y June Squibb también le brindan color a la película como el hermano mayor y la madre de David, cada uno con sus mañas características como la practicidad y la falta de paciencia, respectivamente.
La decisión de hacer la película en blanco y negro me parece acertada. Al mirar una historia así uno no se queda mirando los paisajes ni las tomas, sino que es forzado a concentrarse en los personajes y en las relaciones. Parecería que el director Alexander Payne quiere que nos fijemos más en lo que no se dice y en lo que no se muestra.
Cada personaje deja su peculiar marca, incluso los que aparecen solo una vez para dar un pequeño saludo. Todos son parte del pueblo en el que transcurre la historia y todos arman esa personalidad colectiva tan ecléctica. Tengo que mencionar al gran Stacy Keach que interpreta a Ed Pegram, un viejo compañero de Woody cuyo interés en él es estafarlo. No sólo es un antagonista a quien querés golpear cada vez que lo ves, sino que te recuerda a toda esa gente en tu vida a quien querés golpear.
Parte de la potencia de Nebraska está en que nos lleva a decir "mi familia es igual" o "conozco gente así". Es una historia tan relacionable que es difícil no conmoverse. Todos tenemos ciertos buitres entre nuestros familiares y amigos que aparecen cuando nos empieza a ir bien, y no son particularmente villanos o demonios. Son familia.
Los temas del campo vs la ciudad, la familia vs la soledad, la juventud vs la vejez están trabajados con una progresividad tan tranquila y despreocupada que parece gritar "¡Esta es la vida misma!". Está relatada de una manera muy amorosa, entonando con el tema central del amor paternal-filial.
Parte de lo que conmueve tanto de Woody es su personalidad: un héroe de guerra bebedor que no tiene muchas ambiciones. Sólo quiere vivir tranquilo y que su familia viva tranquila. No se hace problemas por nada, siempre está dispuesto a ayudar a quien le pida ayuda y no puede negarse a la gente, quizás por bondad, quizás por debilidad.
Todo eso, sumado a su vejez, nos hace bajar la guardia, y pensamos en él como un pobre viejito que anda confundido por la vida. Poco a poco, la película nos da vuelta ese pensamiento. Nos damos cuenta que lo que adjudicamos a vejez, es simplemente personalidad. Nos damos cuenta de que lo matamos al pobre Woody antes de que se muriera y eso es exactamente aquello contra lo que Woody se rebela.
Probablemente cometamos seguido, en esta sociedad gerontofóbica, el error de alienar a los viejos por no ser productivos. Pero Woody es un hombre, es un proveedor y lo único que quiere es no quedarse sentado esperando su muerte. Quiere una meta, un objetivo y reconocimiento (no pena) de sus pares. Porque todavía está vivo. No podemos ser tan apáticos de negarle ese deseo a él, ni a ningun anciano en nuestra vida.
Con una increíble música de fondo de Mark Orton y un tono que nos abstrae de la fantasía que esperamos del cine y nos devuelve a la magia del mundo real, esta película rompe con las defensas de cualquier amante de las buenas historias. Sin mayores pretenciones que ser un reflejo de la vida misma, Nebraska prueba que se puede conmover a una audiencia contando una simple anécdota que es bella, no por ser particularmente original y volada, sino por ser humana.
Woman: Does he have Alzheimer's?
David: No. He just believes stuff people tell him.
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