
Basada en una historia real, American Hustle cuenta la historia de Irving Rosenfeld (Bale) y Sydney Prosser (Adams), dos estafadores que son forzados a colaborar con el agente de la FBI Richard DiMaso (Cooper) para atrapar a varios políticos corruptos, en particular el alcalde de Camden, New Jersey, Carmine Polito (Renner). A medida que avanza la historia, surgen celos, pasiones y alianzas que complican la operación y exigen más dinero de por medio, sin mencionar el riesgo de que la caótica mujer de Rosenfeld, Rosalyn (Lawrence), meta la pata.
La historia está basada en la operación ABSCAM que ocurrió en los '70 y es una historia suficientemente compleja y enredada como para venderse sola. Sumado a eso, el hecho de que tiene a actores de tanto renombre protagonizandola me hace sentir que la Academia no vio esta película antes de nominarla al Oscar. American Hustle ni se acerca a cumplir lo que promete.
La estafa es la parte más interesante de la película y la parte que menos tiempo tiene frente a la cámara. No es más que una excusa para hablar sobre las relaciones entre los personajes. Por supuesto que eso no está mal y las relaciones son muy llamativas por su complejidad. El problema es que son los personajes los que no son interesantes.
Cada uno de ellos está presentado de una manera extremadamente unidimensional, demasiado para una película que pretende centrarse tanto en sus conflictos personales. Además, todos presentan personalidades sumamente infantiles. Sus reacciones a determinados conflictos son exageradas, como si tuvieran la madurez emocional de un chico de ocho años. El único personaje en el que eso queda bien es en el de Lawrence, por el hecho de que es coherente con su situación respecto al conflicto central, pero para el resto todo se resuelve a los gritos o a los golpes o a las miradas malas ¿Dónde quedó la clase y la sagacidad en las historias de estafas?
El diálogo es el peor que vi en mucho tiempo. Los personajes se ocupan de describirse a sí mismos una y otra vez, con las mismas palabras, esperando que la audiencia les crea, pero hacen poco por demostrar que son de una determinada manera. Todo el tiempo estamos escuchando que Irving es inteligente, y que Irving es inteligente y que Irving es inteligente. Parecería que la manera como Russell le hace saber a la audiencia que un dato es importante es repetirlo ocho veces en una misma conversación. Eso es diálogo expositivo. Nadie quiere que le digan cómo es un personaje. Queremos verlo por nuestra cuenta.
Y es cierto, Irving es inteligente y tiene su oportunidad de demostrarlo, pero no tantas veces como para resaltarlo. En muchas ocasiones dudé de la coherencia de los personajes. Me cuesta creer que estafadores supuestamente profesionales y buenos en su trabajo conflictúen tanto por discusiones bobas.
El acento inglés de Amy Adams, el cual mantiene durante la mitad de la película, es aberrante como mínimo; los personajes hacen preguntas y se responden a sí mismos antes de que la conversación avance, y no tienen puntos medios: o están por encima de todo conflicto o todo es una catástrofe.

Entre la gran cantidad de conflictos que agobian a nuestros héroes, hay dos que sobresalen y que realmente traen drama a la historia. En primer lugar, la presentación del mafioso Victor Tellegio (interpretado en un cameo por Robert De Niro) como la fuerza de antagonismo más digna de temor, hace que sintamos el frío sudor correr por la frente alta de Irving.
En segundo lugar, la amistad entre Polito e Irving se desarrolla lenta y progresivamente al punto en que sentimos la culpa del personaje de Bale a la hora de realizar un plan que va a dejar al alcalde mal parado. Automáticamente la escena climática de esta confrontación en particular genera interés.
El final es genial y es exactamente lo que se espera de una buena película de este género, dado que está totalmente relacionado a la estafa en sí. De hecho, todas las escenas que llevan a esa escena final son apreciables. Desgraciadamente, sumarán unos treinta minutos en total y están mezcladas entre otra hora y media de charla molesta e infantil.
Hay una historia interesante en American Hustle, pero se esconde detrás de una mala película que se presenta como una buena película, gracias a un buen reparto. Con una premisa fuerte, promete mucho pero decepciona con sus diálogos agobiantes y personajes simplistas.
Sydney: People believe what they want to believe...