domingo, 23 de febrero de 2014

American Hustle: Una estafa cinematográfica


Christian Bale, Amy Adams, Bradley Cooper, Jennifer Lawrence y Jeremy Renner. Los cinco son grandes actores y tienen cosas en común: Los cinco participaron de películas de superhéroes (Batman, Man of Steel, Guardians of the Galaxy, X-Men: First Class y Avengers) y los cinco protagonizan este fiasco de David O. Russell.

Basada en una historia real, American Hustle cuenta la historia de Irving Rosenfeld (Bale) y Sydney Prosser (Adams), dos estafadores que son forzados a colaborar con el agente de la FBI Richard DiMaso (Cooper) para atrapar a varios políticos corruptos, en particular el alcalde de Camden, New Jersey, Carmine Polito (Renner). A medida que avanza la historia, surgen celos, pasiones y alianzas que complican la operación y exigen más dinero de por medio, sin mencionar el riesgo de que la caótica mujer de Rosenfeld, Rosalyn (Lawrence), meta la pata.

La historia está basada en la operación ABSCAM que ocurrió en los '70 y es una historia suficientemente compleja y enredada como para venderse sola. Sumado a eso, el hecho de que tiene a actores de tanto renombre protagonizandola me hace sentir que la Academia no vio esta película antes de nominarla al Oscar. American Hustle ni se acerca a cumplir lo que promete.


La estafa es la parte más interesante de la película y la parte que menos tiempo tiene frente a la cámara. No es más que una excusa para hablar sobre las relaciones entre los personajes. Por supuesto que eso no está mal y las relaciones son muy llamativas por su complejidad. El problema es que son los personajes los que no son interesantes.

Cada uno de ellos está presentado de una manera extremadamente unidimensional, demasiado para una película que pretende centrarse tanto en sus conflictos personales. Además, todos presentan personalidades sumamente infantiles. Sus reacciones a determinados conflictos son exageradas, como si tuvieran la madurez emocional de un chico de ocho años. El único personaje en el que eso queda bien es en el de Lawrence, por el hecho de que es coherente con su situación respecto al conflicto central, pero para el resto todo se resuelve a los gritos o a los golpes o a las miradas malas ¿Dónde quedó la clase y la sagacidad en las historias de estafas?


El diálogo es el peor que vi en mucho tiempo. Los personajes se ocupan de describirse a sí mismos una y otra vez, con las mismas palabras, esperando que la audiencia les crea, pero hacen poco por demostrar que son de una determinada manera. Todo el tiempo estamos escuchando que Irving es inteligente, y que Irving es inteligente y que Irving es inteligente. Parecería que la manera como Russell le hace saber a la audiencia que un dato es importante es repetirlo ocho veces en una misma conversación. Eso es diálogo expositivo. Nadie quiere que le digan cómo es un personaje. Queremos verlo por nuestra cuenta.

Y es cierto, Irving es inteligente y tiene su oportunidad de demostrarlo, pero no tantas veces como para resaltarlo. En muchas ocasiones dudé de la coherencia de los personajes. Me cuesta creer que estafadores supuestamente profesionales y buenos en su trabajo conflictúen tanto por discusiones bobas.


El acento inglés de Amy Adams, el cual mantiene durante la mitad de la película, es aberrante como mínimo; los personajes hacen preguntas y se responden a sí mismos antes de que la conversación avance,  y no tienen puntos medios: o están por encima de todo conflicto o todo es una catástrofe.

Pero no todo es negativo en esta estafa de dos horas. Por ejemplo, el ritmo es ligero y la edición está lograda con un criterio bastante inteligente. La selección de las canciones te mete en ambiente y es disfrutable.

Entre la gran cantidad de conflictos que agobian a nuestros héroes, hay dos que sobresalen y que realmente traen drama a la historia. En primer lugar, la presentación del mafioso Victor Tellegio (interpretado en un cameo por Robert De Niro) como la fuerza de antagonismo más digna de temor, hace que sintamos el frío sudor correr por la frente alta de Irving.

En segundo lugar, la amistad entre Polito e Irving se desarrolla lenta y progresivamente al punto en que sentimos la culpa del personaje de Bale a la hora de realizar un plan que va a dejar al alcalde mal parado. Automáticamente la escena climática de esta confrontación en particular genera interés.

El final es genial y es exactamente lo que se espera de una buena película de este género, dado que está totalmente relacionado a la estafa en sí. De hecho, todas las escenas que llevan a esa escena final son apreciables. Desgraciadamente, sumarán unos treinta minutos en total y están mezcladas entre otra hora y media de charla molesta e infantil.


Hay una historia interesante en American Hustle, pero se esconde detrás de una mala película que se presenta como una buena película, gracias a un buen reparto. Con una premisa fuerte, promete mucho pero decepciona con sus diálogos agobiantes y personajes simplistas. 



Sydney: People believe what they want to believe...

jueves, 20 de febrero de 2014

Nebraska: La parte linda de la vejez


Con tanta frecuencia nos sobrecargamos de espadas, explosiones, vampiros, héroes, plata y sexo que con frecuencia nos olvidamos del elemento primordial del cine: el elemento humano. Da gusto alejarse por un rato de todo eso y ver una película sencilla, pero no menos potente por eso.

Nebraska cuenta la historia de Woody Grant (Bruce Dern), un hombre anciano y retraído emocionalmente, que recibe una carta indicándole que ganó un millón de dólares y obstinadamente decide ir desde Montana a Nebraska para recoger su premio. Queda en manos de su hijo David (Will Forte) cuidar de él y probarle que el premio no es más que una estafa.

Cuanto más avanza la historia, más parecería que el protagonista es David y que su intención de iniciar el viaje es llegar a conocer bien a su padre, un hombre de pocas palabras, antes de que fallezca. Tras pasar tiempo con él, conocer su pueblo de orígen y encontrarse con viejos amigos y familiares indeseables, David va comprendiendo el profundo deseo de Woody de hacerse valer.

Los personajes están increíblemente bien armados; probablemente no llenen butacas ni enciendan deseos, pero llegan a un punto de realidad que es comprensible e identificable para todos nosotros. La película se siente como encontrarte con un amigo o un familiar que no ves hace mucho y, con una cerveza de por medio, te cuente algo interesante que le pasó recientemente.


La elección del elenco es una de las mejores que vi en mucho tiempo. Bruce Dern es un genio a la hora de interpretar todo un espectro de emociones ocultas en un hombre que responde todo con "¿Qué?" y "No lo sé." Su confusión constante es tanto conflictiva como es enternecedora. Por otra parte, el comediante Will Forte prueba que no es sólo capaz de hacer comedia bizarra, sino que puede sumergir a la audiencia en esta historia mostrando curiosidad y entusiasmo incoente. Bob Odenkirk (mejor conocido como Saul Goodman en Breaking Bad) y June Squibb también le brindan color a la película como el hermano mayor y la madre de David, cada uno con sus mañas características como la practicidad y la falta de paciencia, respectivamente.

La decisión de hacer la película en blanco y negro me parece acertada. Al mirar una historia así uno no se queda mirando los paisajes ni las tomas, sino que es forzado a concentrarse en los personajes y en las relaciones. Parecería que el director Alexander Payne quiere que nos fijemos más en lo que no se dice y en lo que no se muestra.


Cada personaje deja su peculiar marca, incluso los que aparecen solo una vez para dar un pequeño saludo. Todos son parte del pueblo en el que transcurre la historia y todos arman esa personalidad colectiva tan ecléctica. Tengo que mencionar al gran Stacy Keach que interpreta a Ed Pegram, un viejo compañero de Woody cuyo interés en él es estafarlo. No sólo es un antagonista a quien querés golpear cada vez que lo ves, sino que te recuerda a toda esa gente en tu vida a quien querés golpear.


Parte de la potencia de Nebraska está en que nos lleva a decir "mi familia es igual" o "conozco gente así". Es una historia tan relacionable que es difícil no conmoverse. Todos tenemos ciertos buitres entre nuestros familiares y amigos que aparecen cuando nos empieza a ir bien, y no son particularmente villanos o demonios. Son familia.

Los temas del campo vs la ciudad, la familia vs la soledad, la juventud vs la vejez están trabajados con una progresividad tan tranquila y despreocupada que parece gritar "¡Esta es la vida misma!". Está relatada de una manera muy amorosa, entonando con el tema central del amor paternal-filial.

Parte de lo que conmueve tanto de Woody es su personalidad: un héroe de guerra bebedor que no tiene muchas ambiciones. Sólo quiere vivir tranquilo y que su familia viva tranquila. No se hace problemas por nada, siempre está dispuesto a ayudar a quien le pida ayuda y no puede negarse a la gente, quizás por bondad, quizás por debilidad.

Todo eso, sumado a su vejez, nos hace bajar la guardia, y pensamos en él como un pobre viejito que anda confundido por la vida. Poco a poco, la película nos da vuelta ese pensamiento. Nos damos cuenta que lo que adjudicamos a vejez, es simplemente personalidad. Nos damos cuenta de que lo matamos al pobre Woody antes de que se muriera y eso es exactamente aquello contra lo que Woody se rebela.


Probablemente cometamos seguido, en esta sociedad gerontofóbica, el error de alienar a los viejos por no ser productivos. Pero Woody es un hombre, es un proveedor y lo único que quiere es no quedarse sentado esperando su muerte. Quiere una meta, un objetivo y reconocimiento (no pena) de sus pares. Porque todavía está vivo. No podemos ser tan apáticos de negarle ese deseo a él, ni a ningun anciano en nuestra vida.

Con una increíble música de fondo de Mark Orton y un tono que nos abstrae de la fantasía que esperamos del cine y nos devuelve a la magia del mundo real, esta película rompe con las defensas de cualquier amante de las buenas historias. Sin mayores pretenciones que ser un reflejo de la vida misma, Nebraska prueba que se puede conmover a una audiencia contando una simple anécdota que es bella, no por ser particularmente original y volada, sino por ser humana.



Woman: Does he have Alzheimer's? 
David: No. He just believes stuff people tell him.

viernes, 7 de febrero de 2014

12 Años de Esclavitud: Lo que ya sabemos, como nunca lo vimos

Esta es una historia real. No le sucedió a nadie que conozcamos y sucedió en un tiempo del cual tenemos muchos registros y ninguna experiencia. Sabemos lo que pasó pero no sabemos cómo se sintió lo que pasó o cuánto de ello podríamos haber aguantado nosotros. Es bueno estar agradecido de nunca haber experimentado algo así, pero es fácil emitir juicios vacíos y moralistas al respecto sin entender la posición del opresor o del oprimido. Ahí es donde interviene la magia del cine.

12 Years A Slave es la última película del director Steve McQueen, conocido por sus bien recibidos trabajos previos, Hunger y Shame. Basada en una reconocida autobiografía escrita en 1853, cuenta la historia de Solomon Northup (Chiwetel Ejiofor), un hombre negro libre que fue secuestrado y vendido como esclavo, pasando por varios patrones y alejándolo de su familia.

Hay varios puntos increíblemente fuertes en esta película, pero el mayor de todos es los personajes. Todos ellos son complejos y están perfectamente construidos, al punto que se sienten reales y humanos. Estos personajes sangran y nosotros sentimos el ardor de sus heridas, la pesadez de sus humillaciones, la sal en sus lágrimas, ya sea en el caso de los esclavos como en el caso de los opresores.

Chiwetel Ejiofor interpreta a un hombre sumamente sensible e inteligente, cuyo único crímen fue estar en el lugar equivocado en el momento equivocado. Como un hombre que probó el sabor de la libertad durante la mayor parte de la vida, se enfrenta a la situación que se le impone con dignidad y orgullo, esperando que la justicia prevalezca pronto y sin interés en hacer demasiados compromisos. Lo que descubre es que él jamás conoció realmente el sufrimiento de los esclavos.


La película comienza in media res con mucha lentitud, dejando un tanto desorientada a la audiencia, pero un par de flashbacks bien puestos nos encaminan y no sólo nos hacen entender la historia, sino que nos sumergen en un mundo totalmente distinto al nuestro. Esperamos que la película se trate de buenos contra malos, que sea una historia de redención de un esclavo que se impuso frente a los látigos de los crueles hombres blancos. No es así. Esto no es Django.

La fuerza con la que Northup comienza, va desfalleciendo a medida que sufre más crueldades y traiciones, a medida que comprende qué es el sufrimiento y en qué consiste la naturaleza humana cuando llega al punto más alto de la humillación. Lo que antes era una intención de hacerse valer, se convierte en una súplica desesperada de un atisbo de su pasado, de su familia.

 Su sufrimiento encuentra su recompensa y el personaje crece, pero el foco está en la transición. En Solomon Northup, la esperanza es lo último que se pierde, pero la pérdida de todo lo demás lo destruye. Fueron doce años... algunos lo sufren durante toda una vida.


Además de la brillante interpretación de Ejiofor, 12 Years a Slave cuenta con el actor fetiche de McQueen, Michael Fassbender, como el cruel patrón Edwin Epps. Aunque su antagonismo es incuestionable, con una mujer demandante y un sentido de culpa que subyace sus hipócritas y falsas lecturas de la Biblia, este personaje no está desprovisto de su propio drama.

La película también cuenta con varias increíbles interpretaciones menores de Benedict Cumberbatch, Paul Dano, Paul Giamatti, Sarah Paulson, Lupita Nyong'o, Alfre Woodard y Brad Pitt. Cada tanto hay algunas sobreactuaciones de personajes aun menores, pero no arruinan la experiencia. También es genial el uso de la yuxtaposición de sonidos o imágenes claramente opuestas, como el grito de una mujer golpeada que ahoga la música de violín en un baile. Los primeros planos y los momentos privados donde se posa la cámara no son pesados en ningún momento. Al contrario, nos invitan a investigar más sobre la interioridad de los personajes que nos presentan.

Mi principal miedo con esta película es que, al tratar una cicatriz tan profunda en la historia norteamericana, la gente la interprete o la utilice como una crítica superflua y vacía hacia la crueldad misma, en un intento de aparentar una mayor altura moral. Nadie niega los horrores que sucedieron en esa época y nadie defiende el "derecho" a poseer a otros seres humanos.


12 Years a Slave no es una crítica, es una súplica de empatía. Demuestra una verdadera comprensión del aire social del momento, de los conflictos que implicaban ser un esclavo y las ramificaciones morales que implicaban ser un patrón. Es una ventana a la naturaleza humana situada en una época distinta.

Este contendiente al Premio Oscar a Mejor Película predica la igualdad de todos los hombres y mujeres ante Dios de una manera original. No con condescendencia moralista, sino obligándonos a ponernos en ese lugar. Forzándonos a sangrar con los esclavos, a sentir codicia y culpa con los patrones y a temer por nuestras vidas con quienes pudiendo hacer algo para ayudar, no hicieron nada. Muchos de nosotros no estamos tan libres de pecado como para asegurar con seguridad que habríamos hecho lo correcto. Reconocer eso es un paso a la tolerancia.



Solomon Northup: I will survive! I will not fall into despair! I will keep myself hardy 'till freedom is opportune!

domingo, 2 de febrero de 2014

Black Sails: Primeras Impresiones

Últimamente estuve enganchado con una de las más nuevas series premium para mitigar el dolor provocado por la falta de Game Of Thrones hasta abril. Se trata de Black Sails, una serie original de Starz, creada por Jonathan E. Steinberg y Robert Levine, protagonizada por Toby Stephens, Luke Arnold, Hannah New y Tom Hopper y producida por Michael Bay, enemigo jurado de los directores de cine independiente.

Black Sails sirve como precuela al clásico de la literatura "La Isla del Tesoro", está situada en las Bahamas en 1715 y cuenta la historia del Capitán Flint y su búsqueda del mítico tesoro del Urca de Lima, cuyas riquezas incalculables le ayudarán a establecerse como Rey Pirata y a unir a todos sus súbditos contra los nobles que los designan enemigos y criminales. Pero hay un problema: la página de la bitácora que marca dónde está el Urca de Lima fue robada y de a poco se va corriendo la voz de su existencia, poniendo en peligro los ideales de Flint.

Me resulta casi imposible criticar esta serie sin compararla con Game of Thrones, por varias razones: Es una aventura épica que toma lugar en un tiempo pasado, el foco dividido en varios personajes distintos y la tendencia a mostrar varios pares de tetas en cada capítulo. El multiperspectivismo da paso a que mencionemos los aciertos y los errores de la serie basándonos en lo que aporta cada personaje.


Empecemos con el Capitán Flint, mi personaje preferido por lejos (por ahora). Toby Stephens interpreta a uno de los pocos piratas que entienden completamente el peso de sus decisiones y que siente constantemente el peso del liderazgo en sus hombros. En su semblante oscuro se nota que es un personaje con una clara visión de que el futuro que se avecina es temible y destruirá a todos los piratas sin discriminación. No es que él disfrute de la idea de ser Rey. Es que él no ve otra solución. No hay nadie tan inteligente, tan previsor ni tan fuerte como él. Y la única manera de conseguir respeto y poder es con dinero.

Algunas veces dudo de la inteligencia de Flint. Claramente es un tipo muy leído pero de a ratos me pregunto si su inteligencia será coherente con los estándares piratescos de la época. Lo bueno de él es que su inteligencia no lo hace moralmente bueno. Es un tipo salvaje y manipulador, pero con códigos y objetivos claros y, a diferencia del resto, es medido. No juega todas sus cartas en la primera mano.


La mano derecha de Flint, Gates (Mark Ryan), parece ser su hombre más confiado, un tipo con menos preocupaciones y con más mentalidad de management que su capitán, en quién tiene puesta toda su lealtad y con quien comparte sus miedos e ideales. Gates elige a otro miembro de la tripulación, Billy Bones (Tom Hopper), para que sea contramaestre. Billy, quien parece ser inocente e iluso, empieza de a poco a darse cuenta de que poner su confianza en Flint traerá sus consecuencias y se ve dividido entre ser brutalmente honesto con la tripulación y preservarla del mal que Flint predice. 

Le sigue John Silver, destinado a convertirse en Long John Silver, e interpretado por Luke Arnold. Silver es tan inteligente como Flint, pero carece de códigos y de fuerza. Un personaje que usa su mente para salir de los apuros en los que se encuentra constantemente (a lo Tyrion Lannister). Sin embargo, Silver sólo piensa en su propia supervivencia y su propio beneficio, no tiene lealtad ni siente simpatía por nadie en particular. Razón por la cual el principal obstáculo viene de él, considerando que él robó la página de la bitácora. Todavía no me decido si me agrada.

Como la serie no puede destinarse sólo a los piratas y tenemos que incluir a los burócratas que hacen toda la parte aburrida, otro foco importante de la historia está puesto sobre Eleanor Guthrie (Hannah New), un personaje "keira knightliesco" cuyo rol es manejar el enorme centro de mercado negro de New Providence que heredó de su padre y con frecuencia la lleva a comprar y vender mercadería robada por piratas. Su rol parece interesante, dado a que es una traba y una vía de acceso para cualquier operación pirata. Su personaje... no tan interesante.


A pesar de mostrar, ni bien aparece, que es una mujer fuerte que pone los negocios por encima de todo, también muestra un lado muy indeciso y temeroso que la vuelve un tanto molesta. Parece un personaje que es más importante por el rol que le cayó encima que por cualquier acción de su parte o rasgo de personalidad. Desde el punto de vista de la historia, eso la convierte en alguien que dificulta el avance del relato.

Junto con Eleanor, se nos presenta a Max (Jessica Parker Kennedy), una prostituta pseudo-francesa que rápidamente se ganó mi odio por ser un personaje con tantas facetas que me resulta imposible de creer que exista. Max es una prostituta avara, una amante apasionada, una mujer con códigos, una protectora, una mujer despechada, una vendedora capaz, una chica inteligente y una cuidadora. Tantas de esas facetas me parecen tan contradictorias, sin considerar que Kennedy no me parece tan buena actriz.

Eleanor y Max son amantes y ahí toman una página del libro de Game of Thrones, porque la mayoría de los desnudos vienen de ellas. Me molesta cuando los directores ponen temas de agenda popular actual en una historia que tuvo lugar en otro tiempo. No quiero decir que no pueden tomarse libertades con la historia, pero me imagino que a principios del siglo XVIII el lesbianismo y la bisexualidad no eran algo bien visto ni común. Por otra parte, estos son personajes que viven al márgen de la sociedad, así que quizás la serie es más inteligente de lo que parece.

Pero para que no se diga que soy un misógino, la principal fuerza de antagonismo me mantuvo pegado a la pantalla. Se trata de la tripulación del temible capitán Charles Vane (un personaje real) y sus seguidores, Jack Rackham y Anne Bonny (los tres son personajes reales). Inmediatamente la imágen de Vane (Zach McGowan) se llena de intriga, pero se deja en claro que no tiene ningún respeto por normas, que es un personaje caótico y que es la antítesis del órden que Flint promete.


Rackham (Toby Schmitz) parece ser el que mejor se maneja con las palabras. No es violento, pero es rápido y sagaz. Y Anne Bonny (Clara Paget)... así se presentan a los personajes femeninos. A diferencia de Eleanor, su fuerza es real e indiscutida. Ella es la asesina personal de Vane y, aunque poco sabemos de ella,  son muchas las ganas que dan de verla pelear.

Dentro de todo, Black Sails promete mucho. La intro está increíble, los personajes son coloridos, la historia es atractiva y encuentra sus complicaciones. Sin embargo, o rompe sus promesas o se tarda demasiado en cumplirlas. La acción es entretenida y emocionante pero se ve interrumpida por largas escenas explicaciones o de pesados dramas pseudo-románticos. Le falta el impacto que puede tener Game of Thrones o el leve descubrimiento de un mundo nuevo como lo pueden tener otras series épicas menos reconocidas como Vikings de History Channel.

¡Ojo! Esto puede ser así simplemente porque la serie está en su etapa inicial. La acción en Breaking Bad tardó su tiempo en avanzar al principio, y rápidamente se convirtió después en una de las mejores series de todos los tiempos. Habrá que seguir viendo para determinar que rumbo toma. Es interesante, pero las partes más interesantes tienen poco foco encima.

Phillip Seymour Hoffman: El mejor de los segundones

Recuerdo que hace un tiempo, hubo un especial sobre Phillip Seymour Hoffman en I-Sat cuyo slogan era "de los segundones, él es el primero". Creo que nunca se definió tan bien a un actor.

Phillip Seymour Hoffman falleció hoy, 2 de febrero, en Nueva York a la edad de 46 años. Reconocido popularmente por ser "ese tipo que está en todos lados", Hoffman hizo una gran carrera representando a personajes increíblemente diversos y brillando desde el lugar del papel secundario, con ciertas excepciones en las que se lo puso de protagonista. Me temo que sin él, Hollywood se quedó sin un gran comodín.

No puedo remarcar lo extensa y genial que es su filmografía. Interpretó villanos y compañeros, estudiantes de medicina y travestis, asistentes de millonarios y enfermeros, reverendos y periodistas sensacionalistas, escritores amanerados y actores cuya época de gloria ya pasó. No se me ocurre una mejor manera de recordar su trayectoria que reviviendo algunos de los mejores momentos de su carrera.

PERFUME DE MUJER

En este grandioso remake de Martin Breast, protagonizado por Al Pacino y Chris O'Donnell, Hoffman interpretó a George Willis Jr., el inseguro hijo de una familia rica, quien junto a Charlie (O'Donnell) es presionado para que confiese quienes fueron los responsables de una cruel broma al director de su escuela.


TWISTER

Una reconocida película de desastres de Jan de Bont en la que Hoffman interpretó a Dustin "Dusty" Davis, uno de los más leales compañeros de Bill (Bill Paxton) y Jo (Helen Hunt), los cazadores de tormentas.



EL GRAN LEBOWSKI

En esta pieza de arte los hermanos Coen, Phillip interpretó a Brandt, el asistente del "Gran" Lebowski, quien sirve de mediador entre el millonario y el "Dude".



PATCH ADAMS

La película con la que lo conocí, en el papel de Mitch Roman, el pretencioso y aburrido estudiante de medicina y compañero de cuarto de Hunter "Patch" Adams (Robin Williams).



CASI FAMOSOS

Una de sus mejores interpretaciones en una de las mejores películas en existencia. Hoffman asumió el papel del periodista de rock Lester Bangs, quien entrena al joven William Miller (Patrick Fugit) en el arte del periodismo de música y de ser "uncool".



DRAGÓN ROJO

En la precuela de El Silencio de los Inocentes, Hoffman interpretó a Freddy Lounds, un periodista de tabloide, descripto por el autor Thomas Harris como un personaje con la necesidad de llamar la atención debido a su ego.



MI NOVIA POLLY

Una comedia romántica con Ben Stiller y Jennifer Aniston en la que Hoffman interpretó a Sandy Lyle, un actor presumido con un solo éxito en su historial. Claramente no es el caso de nuestro Phillip.



CAPOTE

Alcanzando un papel protagónico, Hoffman representó la vida del autor Truman Capote durante el tiempo en el que escribió el clásico A Sangre Fría.



MISIÓN IMPOSIBLE III

En el 2006, tuvimos la oportunidad de verlo a Hoffman como el rival de Ethan Hunt (Tom Cruise), Owen Davian, el más ínfame dealer del mercado negro.



RADIO PIRATA

Otro de sus mejores y más divertidos papeles. En esta gran comedia británica que le rinde culto al buen rock, Hoffman interpretó a The Count, el DJ norteamericano de Radio Rock, quien convive y transmite su música con otros coloridos locutores desde un barco, en una época en la que el rock estaba prohibido en territorio inglés.



MONEYBALL

En este aclamado drama de deportes, en la que actuó junto a Brad Pitt y Jonah Hill, Hoffman interpretó a Art Howe, el manager del equipo de baseball, los Oakland Athletics.



EN LLAMAS


Finalmente, lo vimos como Plutarch Heavensbee, el críptico Vigilador Jefe que parece ayudar al Presidente Snow (Donald Sutherland) a crear un plan para detener la influencia de Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence). Aunque su papel será importante en las próximas dos películas de la saga, no se sabe todavía cómo la muerte de Hoffman va a afectar la filmación.


Descansá en paz, Phillip. Hiciste tu trabajo.