miércoles, 29 de octubre de 2014

Algunas palabras sobre las Manic Pixie Dream Girl

He aquí unos comentarios sobre este tipo de personaje con un uso tan extendido.


sábado, 25 de octubre de 2014

Lo que Panamá es, fue y será


Hablemos de una figurita difícil esta vez. Este año se cumplieron 100 años de la construcción del Canal de Panamá, un ícono del progreso económico en el continente americano y una enorme demostración de planificación, organización y trabajo pesado. El canal tuvo un control compartido entre los gobiernos de Panamá y de Estados Unidos hasta 1999, año en el cual la soberanía regresó completamente al gobierno panameño.

En celebración de este evento, se realizó la película Historias del Canal, una antología de cinco relatos distintos que tienen lugar en cinco momentos clave de la historia de esta vía de navegación y una linda demostración de la identidad panameña. Dado que cada relato tiene un director distinto, me parece apropiado juzgar cada uno individualmente por sus propios méritos.

1913 es el primer relato y cuenta la historia de Clarice Thompson (Lakisha May) y Phillip (Andre Morris), dos peones caribeños llevados a Panamá para ayudar a la construcción del canal. Clarice y Phillip tienen una relación amorosa de la que están orgullosos y planean casarse, pero mantienen su relación en secreto de sus patrones. Tras enemistarse con uno de ellos, Phillip debe huír hacia la selva, dejándole a Clarice la decisión de quedarse con su familia o seguir a su amado.


Dirigida por Carolina Borrero, la fortaleza de este corto radica en la intensidad de las relaciones entre los protagonistas, quienes rápidamente materializan su amor en una piedra de cuarzo que lleva sus nombres, dándole a la audiencia un ancla, un objeto al cual aferrarse en el torbellino de emociones rápidas que atacan a los personajes. A pesar de eso, la velocidad con la que escala el drama es un tanto repentina, en vez de progresiva y eso pone en juego la verosimilitud. La fuerza dramática está muy presente todo el tiempo, sin embargo.

1950 pasa a contar el choque cultural entre los panameños autóctonos y los zonians, los nacidos de padres norteamericanos en la zona del Canal. Jake Wright (Charlie Goldstein) es un huérfano de padre cuya madre es una alcohólica deprimida y ausente. Este chico encuentra una relación maternal en su empleada doméstica y considera  a Panamá como su hogar, al punto de sentirse más cómodo con otros niños panameños que con sus compañeros norteamericanos. El drama de Jake radica en que se encuentra dividido entre sus raíces y su hogar.


Este relato de Pinky Mon presenta un cambio interesante a las historias de "pez fuera del agua": en este caso, el pez se siente cómodo fuera del agua y no desea regresar.  El papel de la madre, interpretada por Kathleen Wise, es increíble como una antagonista que balancea la patética soledad y debilidad mostrada en el apego al hijo y la fortaleza como obstáculo para Jake de quedarse en el país que ama. Hay una bellísima cohesión entre dos culturas diferentes, mostrada en la inocente mirada de los niños, desprovistos de prejuicios.

1964 cuenta la historia de José (Ivan González), un aficionado a la fotografía que se enamora perdidamente de la estudiante norteamericana Lucy (Hannah Schöbitz). Pese a que ninguno de los dos habla el idioma del otro, ambos encuentran una intensidad atractiva en el otro y se dejan llevar por sus instintos. Desgraciadamente, la situación social los divide, dado que José pertenece a un grupo de estudiantes que desean arduamente el reconocimiento de la soberanía de los panameños en su propia tierra y Lucy está unida a los norteamericanos que consideran la zona como parte de su propio país.

El punto débil de este segmento está en las actuaciones. La historia de amor es típica y trillada y los protagonistas se abandonan en su relación con una pasión propia de la mentalidad de "el amor conquista todo", coherente con los años de los personajes pero un tanto tediosa en un principio. Sin embargo, el progreso de esta historia de Luis Franco Brantley no es tan típico. Es trágica, pero no se siente triste. El relato vence la tentación de ser una historia de amor y desamor y llega a ser una historia sobre dos amores: el amor por una persona y el amor por la patria.

1977 nos muestra a Silverio (Luis Manuel Barrios), un chofer contratado para llevar a diplomáticos norteamericanos específicamente por su incomprensión del inglés. Silverio, sin embargo, tiene su propia agenda, pues, tomando el rol de un espía, graba las conversaciones para averiguar si los gringos tienen la intención de entregar o no el canal. Aunque el protagonista se toma en serio su deber cívico, su buen trato le hace inocentemente ganar la amistad de los diplomáticos.

Esta posiblemente sea la más completa de las historias, pudiendo mantener un excelente equilibrio entre drama, comedia y suspenso. Hay una cinematografía que le da un tono interesante al aspecto visual, hay un ritmo ligero que no se siente demasiado acelerado, logrando detenerse en los momentos dramáticos que lo ameritan, y hay una combinación original y agradable entre recursos estilísticos típicos de películas latinas y elementos que remiten a las películas de espías. Posiblemente lo más interesante sean los personajes, que son divertidos y coloridos y llenan de curiosidad a la audiencia. Se trata de un gran trabajo del director Abner Benaim.

2013 cuenta la historia de Clarice Jones (Lakisha May), una cantante de Jazz norteamericana frenada en su carrera y en su vida, que recibe el llamado de un arqueólogo panameño contándole que encontró un objeto que le pertenecía a su bisabuela. Clarice viaja a Panamá y entra en contacto con lo que queda de su familia, la cual la recibe con familiaridad y un poco de hostilidad. A medida que ella más va aprendiendo sobre sus antepasados y los sacrificios por los que pasaron para la construcción del Canal, más va aprendiendo sobre sus raíces, su procedencia y spbre sí misma.


Para darle un cierre a esta muestra de honor que Panamá le hace a sus antepasados, no solo el último segmento es una continuación del primero, sino que lidia con la incorporación de los dolores y sacrificios pasados en el reconocimiento diario de la vida actual. Esta historia dirigida por Pituka Ortega-Heilbron, lidia con el tema de la familia con una profundidad mucho mayor que los segmentos anteriores y termina de concretar el sentido de unidad, de pertenencia. La historia de las familias de los panameños es la historia de Panamá. Es la piedra en la que se montan sus vidas.

Historias del Canal puede sentirse que pierde la unidad en algunos momentos y el cambio abrupto de ritmo puede jugar en contra, pero es una clara ventana al mosaico que es Panamá y una película que expresa la identidad del país como muy pocas podrían lograrlo. Dicen que para conocer a una sociedad hay que conocer su arte y esta película tiene toda la información necesaria para conocer a este pequeño país que tanto empieza a prometer en la industria cinematográfica.



"Ella decía que escribía para no ser escrita por otro. Que la única que podía contar su historia era ella."

viernes, 17 de octubre de 2014

Un camino de toda una vida

Normalmente trato de escribir críticas de películas recientes, pero esta vez voy a hacar algo distinto (porque me olvidé de ir al cine esta semana). Este año se estrenó una película que pasó sin pena ni gloria. Poca gente la reconoció, pese a que está basada en un libro de uno de los mejores novelistas contemporáneos y pese a que cuenta con una excelente elenco. Además, contó con pésimas críticas, algunas de las cuales puedo entender, pero que son un tanto injustas para el pedazo de película que es.

A Long Way Down es la historia de cuatro personas desmotivadas y desencantadas con sus vidas que se conocen en el techo del mismo edificio del que todos decidieron tirarse en vísperas de año nuevo. Martin Sharp (Pierce Brosnan) es un ex presentador de televisión que tuvo que ir a prisión por acostarse con una menor de edad. Maureen Thompson (Toni Collette) es una mujer tímida y solitaria con un hijo discapacitado. Jess Crichton (Imogen Poots) es una excéntrica e impulsiva hija de un político y J.J. Maguire (Aaron Paul) es un retraído repartidor de pizzas con cáncer.

Desde el principio se da a entender que los cuatro no tienen razón para agradarse entre ellos ni tienen nada en común más que el deseo de suicidarse, pero para sorpresa de ellos, eso resulta ser un lazo mucho más fuerte de lo que esperan. A regañadientes admiten sentirse unidos y hacen un pacto de no suicidarse hasta el día de San Valentín, el día más cercano en el que hay más suicidios. Pero mantener su promesa se vuelve complicado cuando su historia se filtra en los medios y la constante presión de la opinión pública los lleva a plantearse por qué no están contentos con sus vidas.

"Todavía no opuso resistencia ¡Traigan más cámaras!"
La historia está basada en una novela del británico Nick Hornby, a quien algunos reconoceran por escribir otras novelas como Fever Pitch, High Fidelity y About a Boy. Las tres adaptadas a muy buenas películas. Es un tema extraño para una comedia, incluso para una comedia dramática, pero soy de creer que esos son los casos en los que más puede explotarse el humor y la humanidad ¡Y hay mucha humanidad en esta historia!

La película no es perfecta, pueden encontrarse ciertas motivaciones un tanto incoherentes en los personajes, al punto que cuesta creer que se volverían amigos en primer lugar. La historia está llena de momentos de "¿Por qué están haciendo esto en primer lugar?", pero donde difiere de una película mal escrita es en que los mismos personajes no comprenden en dónde están parados o qué es lo que quieren y esperan de sus vidas.

Nadie quiere una audiencia en el punto más bajo de tu vida.

Ellos mismos no entienden por qué se frenan entre ellos de suicidarse, por qué sienten que no pueden hablar con nadie más que con ellos mismos o por qué firman el pacto, pero lo hacen con una desidia y con un abandono a la corriente de la vida que caracteriza a los deprimidos y angustiados. Simplemente se dejan llevar por fuerzas que ellos están muy cansados para combatir.

-Casi nos morimos ¿Qué hacemos ahora?
-Un viaje.
La narrativa es curiosa, se divide en cuatro partes, cada una introducida por una narración de alguno de los cuatro personajes, separando los eventos en cuatro episodios. Podría decirse que el foco se va cambiando entre ellos, pero la verdad es que los vemos tanto tiempo juntos que eso no parece importar tanto. La música es tremenda, poco convencional e igualmente capaz de meternos en ambiente (aunque hay una escena extraña en la que todos bailan al ritmo de "I will survive" de Cake con casi demasiada exaltación).

De más está decir que la actuación es genial, pero las interpretaciones de Imogen Poots y Aaron Paul son dignas de resaltar. Ambos representan dos lados de la depresión juvenil: La angustia de la falta de un propósito y la rebeldía extravagante como distracción a los problemas personales. En eso vemos que Jess mueve la historia con sus planteos extraños e innecesarios pero sin realmente saber por qué lo hace y JJ no entiende de dónde proviene su malestar, sólo sabe que no soporta verse a sí mismo.
Es una de esas de "No te entiendo pero te quiero"
 Así como en otras historias de Nick Hornby, hay una riquísima filosofía urbana y un profundo análisis de la vida moderna planteada en los problemas diarios y las incomprensiones típicas que se nos presentan cada vez que nos levantamos.

Como dije, puedo entender de dónde pueden nacer las malas críticas, pero hasta cierto punto me parecen injustas. Los problemas que los personajes se plantean son fácilmente relacionables y se pueden seguir tranquilamente con el mismo abandono curioso con el que ellos los llevan.

"Sep..."
A Long Way Down es una gran película, sencilla y un tanto caótica (igual que sus personajes), pero no se puede esperar orden moralista de una película sobre suicidas, especialmente si es una comedia. Hay un manejo genial de las angustias presentes en muchos de nosotros que le dan un toque muy humano, mezcladas con una excentricidad ajena e improbable pero interesante que le dan un brillo muy peculiar.



Jess: "All the best people are mad, in my opinion"

viernes, 10 de octubre de 2014

La actitud del artista

Me imagino que poca gente tiene la sensibilidad artística que tiene John Carney. Realmente hay que revolver entre todo el océano de riesgos económicos calculados para encontrar una perla llena de corazón, fragilidad, optimismo que, de alguna manera, logre seguir siendo interesante.

Begin Again cuenta la historia de Dan Mulligan (Mark Ruffalo), uno de los dueños de una discográfica importante que acaba de perder su trabajo tras una serie de malas rachas, y de Gretta (Keira Knightley), una cantautora amateur que acaba de cortar con su novio Dave (Adam Levine), quien está envuelto en un agujero negro de creciente fama y éxito musical.

Dan y Gretta se conocen mientras se encuentran en sus puntos más bajos y establecen una conexión después de que ella canta a regañadientes una canción en un bar. Dan tiene una visión y empuja a Gretta a que le permita producir un disco con ella. El único problema es que ninguno de ellos tiene plata. Armados con nada más que buenos contactos y equipo barato, se deciden a grabar un disco que exprese su necesidad de crear algo que se sienta real y su amor por la ciudad que los rodea.

La película hace unos interesantes saltos en el tiempo, mostrando primero eventos importantes y después cómo es que los personajes llegaron a ellos. Empieza con la primera canción de Gretta y después nos explica las respectivas historias de los protagonistas: Dan está separado, aunque se encuentran rasgos de amor a su ex-mujer (Catherine Keener), es alcohólico, no tiene la cercanía que querría con su hija y tiene una idea tan clara de cómo suena la verdadera música que se muestra apático frente a aquello en lo que la industria se transformó.

Gretta es una chica que no tiene mucha confianza en sí misma y cree más en el poder de una canción acústica en un bar de mala muerte que en una canción sobreproducida en un estadio. Para ella, la música tiene que decir algo y si esta pierde su sentido, entonces no vale la pena escucharse.

Y uno, y dos y... esperemos a que se vaya la sirena... y tres.
Begin Again tiene un aire extremadamente optimista; desde el momento en el que Gretta y Dan se conocen, su camino va en ascendencia progresivamente y las dificultades se vuelven más externas que internas. La dedicación a un proyecto riesgoso y extraño pero divertido y satisfactorio va ordenando sus pensamientos y los lleva a tomar las decisiones correctas en sus vidas. La dificultad intrínseca de grabar un disco sin plata los lleva a plantearse qué es importante para ellos y por qué importa.

Hay una ida y vuelta entre el romance, la admiración, la oportunidad y el deseo ¿Es cursi? Por supuesto, pero no es tedioso. Es una representación clara de esos momentos reales en lo que la vida nos exige que seamos cursis, como en una declaración de amor o en una explicación de por qué seguimos en el camino en el que estamos cuando todo indica que deberíamos dejarnos llevar por el desánimo. Si se lo piensa, la respuesta a una pregunta como "¿Por qué gastás tanto tiempo en eso?", no puede ser otra cosa que cursi.

Alquilo novia únicamente para recrear la escena de estos dos
escuchando música por la ciudad. Dejar CV.
La música es impecable. El elenco está muy bien elegido: Mark Ruffalo está un una muy buena racha cinematográfica y no soy un gran fanático de Keira Knightley pero tengo que admitir que siempre elige buenos papeles. Adam Levine no se muestra como un antagonista típico, sino como una persona que está igual de perdido que Gretta pero no tiene bien en claro qué es lo que quiere comunicar (no es accidental el hecho de que su personaje no escribe sus propias canciones).

Tensión... incómodo...
Está muy bien logrado el paralelismo entre arte hecho por amor al arte y arte hecho por amor a uno mismo. Sin ir al ultrareconocido lugar común de "mainstream vs nicho", habla acerca de la actitud propicia para el arte. De cómo uno debe amar lo que hace lo suficiente como para reír haciéndolo, aunque no tenga un rédito y de cómo toda esa emocionalidad puede perderse entre los excesivos filtros de la producción masiva o mecánica. El personaje de Gretta se acerca a la música con tanta alegría que constantemente nos recuerda, sin decirlo, lo que es amar algo

Quienes hayan visto la otra obra maestra de Carney, Once (véanla por favor, si no lo hicieron), van a notar rasgos en común: Dos aficionados a la música se conocen, uno de ellos motiva al otro a hacer su arte público y se ayudan mutuamente a tomar control de sus vidas. Incluso está presente la temática del poder que la música tiene para unir a dos personas que nada tienen que ver a un nivel profundo y espiritual.

Así me río yo cuando escribo estas críticas. Debo verme como un boludo.
Begin Again es una película para enamorados, pero no necesariamente en el sentido convencional. Para enamorados del arte, de la música, del cine, de los libros, de todo aquello que esté cargado de emoción y de deseo de compartir. Definitivamente no es una película para cínicos, porque los que busquen irrealidades en ella, las van a encontrar. Es una película para perderse en el envión eléctrico de la inspiración y en la actitud jovial y lúdica del proceso creativo.

Es una profunda carta de amor al arte, crudo, bruto y recién extraído del alma, que tan sencillo como es, une a toda la gente que se siente fraccionada en sus vidas.



Dave: I just wanted to turn it into a hit.
Gretta: Why?

lunes, 6 de octubre de 2014

Algunas Palabras Sobre Bojack Horseman

Bojack Horseman. La nueva serie de Netflix. No esperaba que fuera tan buena.

jueves, 2 de octubre de 2014

Lucy en París con Superpoderes


Quiero querer a Luc Besson (por más que El Quinto Elemento es malísima). Es un tipo que tiene talento para los personajes y las imágenes. Tiende a tomar historias típicas y les da un giro interesante (como en Leon, una historia de un asesino que encuentra paz ayudando a una mujer, y el giro está en que la mujer tiene 12 años). Desgraciadamente, Besson no tiene talento para el diálogo o la sutileza.

Lucy (Scarlett Johansson) es una joven norteamericana de 25 años que está estudiando en Taipei y es convencida por su novio de llevar un cargamento de nuevas drogas a un capo mafia, el Sr. Jang (Choi Min-sik). Desgraciadamente, Jang la fuerza a llevar el cargamento a Europa, escondido dentro de su vientre. En el camino, la bolsa de drogas se rompe y ella absorbe una cantidad letal del químico, llevándola a una especie de estado de conciencia absoluta en el que su cerebro despierta casi el total de su potencial, llevándola a lograr actos inimaginables.

Me tiene un poco harto el tema del 10% de la capacidad cerebral. Es cierto que los humanos no usamos el 100%, pero no lo usamos todo a la vez. El cerebro se divide en muchas funciones y muchas inteligencias. Lucy llega a un punto en el que puede hacer literalmente todo y es difícil crear suspenso a partir de ahí.

-¿Querés un poco de conflicto, Lucy?
-No, estoy bien.

 
He aquí una lista de habilidades que Lucy adquiere gracias a esta nueva droga mágica:
-Ausencia de dolor
-Conocimiento del uso de armas, vehículos y tecnología a nivel experto
-Habilidad para acceder a la tecnología remotamente y a hacerla andar a altas velocidades
-Conciencia y control de la información transmitida por las celulas y las ondas electromagnéticas 
-Transformación de cualquier parte de su cuerpo a voluntad
-Telekinesis
-Conocimiento médico
-Habilidad para leer cualquier tipo de alfabeto y entender cualquier tipo de idioma
-Capacidad de ver todas las eras del tiempo simultáneamente
-Materialización de cualquier imagen u objeto
-Capacidad de noquear telepáticamente a cualquier persona
-Lectura veloz
-Conocimiento preciso de la fisionomía e historia de cualquier otro ser humano
Y mucho más...

Tranqui...
Cada tanto aparece Morgan Freeman como un científico de renombre exponiendo su hipótesis sobre qué pasaría si el ser humano adquiriera control sobre toda su capacidad cerebral. Puede sonar interesante al principio, pero la realidad es que se siente como estar presente en un simposio y, lamentablemente, esas escenas cortan el flujo de la historia de una manera que no es natural. Imaginen que están en una montaña rusa y esta se frena cada dos metros para que aparezca alguien y te explique cómo funciona la montaña rusa. 

Hay una sobrecarga de exposición demasiado grande, pero no solo en términos del diálogo sino también de la selección de imágenes (diversos animales usados como analogía del proceso evolutivo). Esto nos lleva a razonar cómo deberíamos sentirnos en vez de simplemente hacérnoslo sentir.

Y ahora, una pausa de esta crítica para una charla de media
hora sobre tipos de rocas volcánicas.
El shock del descubrimiento de nuevas habilidades es tal que Lucy parece hacer a un lado sus emociones y motivaciones porque las considera innecesarias y un lastre. Es difícil simpatizar con ella cuando ella no se comporta como una humana y no se siente motivada por nada que podamos entender. No la mueve la venganza y el deseo de supervivencia está apenas presente. Lo que la mueve es obtener más información para poder transmitirla, pero para los propósitos de la historia eso no significa nada porque no es información que la audiencia comprenda o que la audiencia sienta que es necesario saber.

Me cuesta creer en el recurso de la "droga mágica de la omnipotencia" o que no haya otros como Lucy. No tenemos absolutamente ninguna razón para creer que ella es más capaz que cualquier otra persona de sobrevivir una dosis letal de la droga, ni hace demasiada falta mostrarnos cómo era Lucy antes del evento, porque su cambio de personalidad es tan rápido, repentino y extremo que la personalidad misma parece un adorno que no afecta demasiado a la historia. En realidad, Lucy me hubiera gustado mucho más si ella fuera la antagonista

Nuestro villano, listo para enfrentarse a la heroína endiosada
armado con... una pistola
Parece ser que la narración, en términos de las explicaciones, se apoya mucho en el facilismo de "porque es ciencia" para hacer avanzar la historia. La película termina con Lucy diciendo "La vida se nos dio hace mil millones de años. Ahora saben qué hacer con ella", y yo me siento obligado a decir que no, no sabemos nada. Somos testigos de una historia de la que no somos parte, de la cual se nos transmitieron algunos datos pero no se nos expuso un mensaje cohesionante detrás de ella.

Lucy es una película que suena complicada pero tiene una estructura simplista. El problema real radica en que es tan ajena a cualquier experiencia o emoción humana que es casi imposible establecer una conexión o pensar que salió del corazón de una persona. ¿Quieren ver una hora y media de Scarlett usando telekinesis y haciendo trucos con efectos especiales? Esta es su película ¿Quieren ver una película sobre una persona? Lo lamento, no la van a pasar muy bien.



Me gusta poner una cita al final, pero no encuentro nada emocionalmente fuerte.