
El Despertar de la Fuerza (el cual en sí mismo es un pésimo título, pero no peor que El Amanecer de la Justicia) comienza 30 años después de los eventos del Retorno del Jedi. Luke Skywalker está desaparecido y Leia y la Nueva República lo están buscando fervientemente. El problema es que el misterioso y malvado Primer Orden, una organización nacida del riñón de lo que quedó del Imperio, también lo está buscando para extinguir a los Jedi definitivamente.
Ahí encontramos a dos de nuestros nuevos personajes principales: Finn, un stormtrooper que desarrolla una conciencia propia y descubre que lo que el Primer Orden está haciendo es malvado así que los abandona, y Poe Dameron, el mejor piloto de la República. Ambos dejan un pedazo del mapa que lleva a Luke en un pequeño droide llamado BB-8, que cae en manos de Rey, una chatarrera del planeta Jakku que fue abandonada por su familia y que creció escuchando las historias de Luke y los jedi. Finn y Rey establecen una inmediata amistad y pronto sus caminos se cruzan con Han Solo y Chewbacca y los lleva a pelear contra el Primer Orden y Kylo Ren, un sith en entrenamiento.

El que más tiene
derecho a decir que la película no estuvo buena es George Lucas porque tuvo que
ver lo que alguien como J.J. Abrams le hizo a su bebé, y coincido con algunos
de los comentarios de Lucas sobre cómo la película volvió a lo “retro” y no
trató de innovar. Puede decirse mucho sobre la trilogía de las precuelas, pero aunque
tuvo algunas malas decisiones de casting y pésimos diálogos, no son tan malas
como la gente las recuerda. Sí, La Amenaza Fantasma fue terrible, pero la pegó
con muchas cosas, como con el personaje de Qui-Gon Jinn o con el
establecimiento del sistema de gobierno de la República. Y cada una fue
mejorando e innovando en ciertas cosas. El crecimiento de Obi-Wan como
personaje es remarcable pero la historia de amor entre Anakin y Padme es
horrible. En definitiva, no son excelentes, pero hay que apreciar el interés de
Lucas por hacerlas distintas e innovadoras y esa es una apuesta que siempre hay
que hacer.
El Despertar de la Fuerza es más un fan film que otra cosa.
Lo cual no está mal, es una película hecha por fanáticos para fanáticos y una
carta de amor a la saga en muchos sentidos. En ciertos momentos, eso se traduce en cosas positivas:
los restos de las naves del Imperio se ven como restos de estos nuevos mundos, por
ejemplo. Son cosas que generan esta idea de que esas batallas que vimos en
nuestras infancias ahora son parte de la historia que forjó el nuevo mundo que
se nos presenta.
Pero hay una parte
negativa de la nostalgia, y Episodio VII es muy nostalgiosa. Por una parte es
idéntica a Una Nueva Esperanza: Un personaje inocente pero con recursos es
levantado de un planeta desértico, conoce a un par de piratas que lo llevan a
un mundo que nunca conoció, conoce a las figuras claves de los poderes que
están combatiendo, da sus primeros pasos en la Fuerza, se enfrentan a una base
espacial que puede destruir planetas, la cual destruyen bombardeando en un
punto clave, central, chiquito. Un viejo mentor y figura paterna muere a manos
de alguien cercano a él, etc. Por otra parte, la película está atiborrada de
chistecitos y guiños a los fanáticos que a veces no cumplen tanto la función de
introducirnos en el mundo sino que nos sacan totalmente de la película al
recordarnos que estamos viendo una secuela.
Hablo de esos momentos en los que
los personajes dicen “Ah, este es el Halcón Milenario que corrió la Carrera
Kessel en menos de 12 parsecs” y 20 mil personas gritan y aúllan como las
chicas que veían a los Beatles, opacando el sonido de la música. Eso es en
general una huella personal de JJ Abrams, quien es un director que se apoya
mucho en la espectacularidad pero no tiene absolutamente nada de talento para
la sutileza. Es la clase de director que termina sus películas con un paneo de
360 grados, uno de los movimientos mas usados en el cine de acción y con menos
calidad narrativa.

Episodios IV, V y VI
tienen un tono de pequeñez y humildad mientras nos concentramos en un pequeño
grupo de rebeldes que están tratando de derrocar un Imperio aparentemente
invencible. En ese espíritu, Episodio VII tiene un tono de reconstrucción, de
la ardua tarea de reconstruir la paz y levantarse después de años de caídas.
Todos se ven más experimentados y endurecidos, lo cual significa que las
amenazas tienen que ser más grandes y la Nueva República, aunque está en
desventaja, no se ve tan reducida como la Alianza Rebelde. Se siente como dos
potencias en guerra.
Hablemos un poco sobre los personajes. Finn es un cobarde, pero
es un cobarde con un inquebrantable sentido de lo correcto y una voluntad de
hacer el bien, sólo que no sabe cómo. Todo eso lo convierte en un excelente
personaje a seguir. A pesar de todo eso, no es para nada indefenso: él sabe
usar muy bien una pistola y su miedo por el Primer Orden lo hace, al mismo
tiempo, necesitar unirse a la República y establecer a los villanos como unos
enemigos dignos de temer.
Por otro lado está,
Rey. Todo el mundo habló en los últimos meses
sobre cómo es uno de los mejores personajes de la saga. Es fácil saber por qué
lo dicen: Rey es una chatarrera que está constantemente a la espera de su
familia perdida y que su motivación cotidiana es quedarse donde está y
conseguir comida. Todo eso cambia cuando conoce a BB-8 y encuentra el mapa a
Luke Skywalker, alguien que para ella es una leyenda. Rey es una excelente
piloto que establece una relación prácticamente de padre-hija con Han Solo y es
más que excelente peleando con armas de cuerpo a cuerpo.
Además de eso es una
gran mecánica, es independiente, sabe distintos idiomas, se banca sola, tiene
un conocimiento instintivo de la Fuerza… es… demasiado. Rey sola supera en
virtudes y cualidades a todos los personajes de la saga. Sin ningún tipo de
entrenamiento puede enfrentarse a un sith, puede hacer el truco mental jedi,
puede pilotear grandes naves, puede mover cosas con la Fuerza… es un personaje
completamente inverosímil. Es un buen personaje y es interesante pero tiene
demasiadas virtudes como para considerar cualquier tipo de conflicto a su lado
como una amenaza. Y casi puede verse la hilacha de cómo la volvieron tan
ridículamente poderosa solamente porque es una mujer.
Una cosa es escribir un
personaje fuerte como la Princesa Leia y Padme Amidala. Otra cosa completamente
distinta es hacer un personaje invencible que repite cada dos minutos que no
quiere que la salven y que no quieren la toquen. Es casi como si la hubiera
escrito una feminista nazi que no para de repetir “soy una mujer libre e
independiente” cuando nadie le llevó la contraria, esperando que cualquier caso
de desacuerdo sea usado como un ejemplo de violencia de género.
Otro personaje importante es Poe Dameron. Poe es el mejor
piloto de la Nueva República, es el que encuentra el mapa de Luke y el que
ayuda a Finn a escapar del Primer Orden. Poe en sí mismo no es más que una
figura que le da personalidad a los pilotos, que siempre parecen estar en
segundo plano, pero es muy refrescante ver a un soldado con una personalidad
descriptible. Personajes como Wedge y Dax fueron notables, pero no puede
decirse mucho de ellos. Las acciones de Poe parecen tener un peso y una
importancia y se ve el resultado de sus actos y decisiones, aunque no tengan
tanto tiempo en escena.
El último de los grandes personajes nuevos es Kylo Ren, el
nuevo señor Sith. Saquemos lo turbulento de su historia primero: Kylo es el
hijo de Han Solo y Leia Organa y, por lo tanto, el nieto de Darth Vader. Él fue
entrenado por Luke, pero fue seducido por el Lado Oscuro al punto que tiene a
Vader como su mayor ídolo y su figura a seguir. Kylo es fácilmente uno de los
mejor personajes nuevos y la razón es simple: es débil. No es una figura sombría
y amenazadora como Darth Maul ni es un personaje legendariamente fuerte y
conflictivo como Vader, es un niño que no tiene en claro quién es ni qué quiere
ser.

Y ya que estamos con
las fuerzas de antagonismo, hablemos un poco del Primer Orden y de su líder, el
Líder Supremo Snoke. Como siempre debe haber un maestro con los sith, tiene que
haber habido alguien que haya seducido y entrenado a Kylo Ren y ese es Snoke,
una criatura intimidante y misteriosa que parece tener un gran conocimiento del
Lado Oscuro. La película no habla mucho de quién es Snoke pero ese es un
misterio que no tiene por qué resolverse ahora. Lo que quizás sí podría
resolverse es qué es el Primer Orden y de dónde nació ¿Por qué tanta similitud
con el Imperio? ¿Cuál es el objetivo? ¿Establecer un nuevo Imperio? No digo que
esté mal, pero ¿es lo mejor, narrativamente hablando, un antagonista que quiere
lo mismo que los anteriores?
Al menos, el Primer Orden nos trajo al General
Hux, el comandante en jefe de la organización y alguien que, pese a no ser un
sith, está a la par de Kylo Ren, como si compartieran el comando. Es muy
agradable ver que la parte militar del Primer Orden tiene tanta importancia
como la parte mística y da un sentido de mucha más grandeza ver a distintas
personas actuar desde distintos lugares con distintas funciones.

Ya no se la ve activa ni intrépida ni pasional y poco y
nada se la ve firme. De vuelta, eso puede tener sentido considerando todo por
lo que está pasando pero su rol parece significativamente menor que el que el
personaje ameritaba ¿Y por qué? ¿Solamente porque envejeció y esta es una
franquicia que apunta más a los jóvenes? Su participación fue buena, ojala
hubiera sido mayor.
Me atrevo a decir todo eso de Leia porque no veo que ese sea
el caso con Han Solo. Sí, se lo ve más quebrado y cansado, lo cual es lógico,
no solo por un tema de edad, sino también porque se lo ve con un conflicto
propio: siente vergüenza. Está apenado y avergonzado por no haber podido salvar
a su hijo y no puede ver a Leia a los ojos ni enfrentarse a la situación por
eso. Eso es drama y eso es buena escritura. Su sentido del humor sigue intacto
y su intrepidez está bien ajustada a su nuevo contexto y hasta sirve como un
buen mentor para Rey.
De hecho, su desarrollo como personaje es tan bueno que
afecta a todos los personajes, especialmente a Kylo Ren. El enfrentamiento
entre Kylo y Han, uno de los momentos climáticos más tristes de la saga,
establece no solo un paralelismo con el enfrentamiento entre Darth Vader y
Obi-Wan Kenobi (volviendo al tema de que
el guión está estructurado de una manera muy parecida a Episodio IV) sino
también un paralelismo con el enfrentamiento entre Darth Vader y Luke en
Episodio VI. Un hombre bueno trata de recordarle a su familiar perdido que hay
bondad en él y se rehúsa a pelear para demostrarlo.
Lamentablemente, donde Luke
tiene éxito, Han fracasa y sobre la oscuridad de la predecible pero
irremediable muerte de Han Solo, esta historia se para y se diferencia. Es
difícil creerlo… Han Solo muere, por su propio hijo, pero no sin antes dejarle
una huella de cariño que intensifica el conflicto de Kylo Ren que mueve su
historia. Vemos el verdadero combate en su interior. Kylo Ren tiene miedo de
matar a Han pero también tiene miedo de no ser un verdadero sith. Quiere a un
padre, pero también quiere ser alguien y completar su entrenamiento. Y en llantos,
hace lo que cree que debe, lo que cree que es fortaleza pero no es más que
sufrimiento y debilidad. Todo eso… es drama.
Es muchos sentidos, la nueva historia redobla la apuesta,
haciendo las cosas terroríficas más terroríficas y haciendo las cosas virtuosas
más virtuosas. Siempre me molestó que nunca se hablara o se vieran las
consecuencias de la destrucción de Alderaan en Episodio IV y ahora vemos el
sufrimiento y el miedo en la gente ante la destrucción de varios planetas,
entre ellos Coruscant.
En otros sentidos, la
historia repite elementos y se queda en la comodidad, como la necesidad de
volver a construir una estación espacial que destruye planetas en primer lugar
o la utilización del truco mental jedi por Rey, cuando Rey no tuvo ningún tipo
de entrenamiento Jedi. Es creíble que ella esté en sintonía con la Fuerza pero
no que la maneje con tanta libertad y habilidad.
Hay un sentido de la colaboración, considerando que esta es
una historia que todos los relacionados están forjando en conjunto. No importa
lo que digan, Finn no podría hacer nada sin Poe y Rey no podría haber llegado
donde está con Finn. Los grandes temas de la amistad y la familia, lo orgánico
contra lo tecnológico, lo diverso contra lo uniforme están presentes.
Pero también hay una
considerable pérdida de elementos alegóricos y eso tiene que ver con la falta
de involucramiento de George Lucas. Lucas no es el mejor director y está lejos
de ser el mejor guionista, pero tiene una cabeza para la construcción del
universo y tiene una profunda comprensión de las historias primordiales. Las
primeras seis películas están llenas de recursos estilísticos bien usados y
alegorías bíblicas, folklóricas y mitológicas. JJ Abrams no tiene una cabeza
para esas sutilezas y es lamentable ver que, en muchos aspectos, se perdieron.
Sin embargo, las primeras películas de Star Wars tomaban
elementos de otras historias para construir su universo y esa nueva película
toma del ya creado y cimentado universo de Star Wars. Es casi como si esos
recursos y alegorías, aunque siempre apreciables, no hicieran tanta falta.
En definitiva, la película es muy disfrutable y tiene una
identidad y un alma propias. No hace falta ser un fanático para entenderla pero
sí está dirigida más que nada a los fanáticos y son ellos quienes la van a
poder apreciar en su totalidad. Juzguen ustedes si eso es una virtud o un
defecto. Es entretenida, es graciosa y establece un puente firme desde las
películas anteriores en una intención de darle un aspecto “retro” pero sin
dejar de innovar, más en lo narrativo que en lo visual o contextual.
No es la mejor película de la saga, no es
perfecta y establece un nuevo campo de juego en el que las películas siguientes
ya no van a tener tanto lugar para el error. Van a tener que ser más
independientes y redoblar mucho más las apuestas sin perder el espíritu de la
saga. Pero con todo eso, El Despertar de la Fuerza se sostiene por sí sola
y revitaliza la saga sin perder sus temas ni su identidad.
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