
Los cambios y renovaciones introducidos en Casino Royale tienen su culminación en Spectre, la nueva película de Sam Mendes y la vigésima cuarta película de 007. En este caso, James Bond (Daniel Craig) empieza suspendido por embarcarse en una misión secreta independientemente, motivado por un mensaje de la anterior M (Judi Dench), su ex jefa.
De a poco, Bond comienza a descubrir pistas que lo llevan en dirección a SPECTRE, una organización de terrorismo global que estuvo detrás de todos los grandes eventos que sucedieron en las últimas películas del agente. El vistazo al pasado de Bond que inició Skyfall, así como las heridas que abrió Casino Royale, se profundizan en esta película interesada en atar todos los cabos posibles y revelar más sobre quién es realmente James Bond que cualquier otra de sus predecesoras.
Esta versión innova bastante en distintos aspectos. Entre ellos, genera una problemática que afecta más directamente a todo MI6, en vez de simplemente a 007, introduciendo a dos antagonistas. Franz Oberhauser (Christoph Waltz) es la figura misteriosa a cargo de SPECTRE que Bond debe descubrir. Max Denbigh (Andrew Scott), en cambio, es un funcionario del gobierno británico que aboga por eliminar el programa 00, por considerarlo anticuado, y reemplazarlo con un programa de vigilancia global al estilo Gran Hermano.
Este cambio provoca que no sea solamente Bond quien esté funcionando en el campo de batalla, sino también aquellos que siempre lo rodearon y se limitaron a gritarle desde atrás de un escritorio: M (Ralph Fiennes), Moneypenny (Naomie Harris) y Q (Ben Whishaw). No sólo eso, la chica Bond de turno, Madeleine Swann (Léa Seydoux) tiene una conexión fuerte con la organización enemiga y parece tener una fuerte influencia sobre 007 que no se vio desde que Diana Rigg interpreto a Tracy di Vincenzo, la única mujer que logró casarse con Bond.

Pero he ahí el dilema: Bond es uno de esos personajes raros que no necesita cambiar. Aquello que, tradicionalmente, lo convertiría en un personaje plano y aburrido es lo que lo hace un excelente agente secreto. Su frialdad, su excesiva capacidad de calculo y previsión, su humor ácido y hasta sociópata, su misterio, etc. Cambiar esos elementos, así como cambiar los títulos de apertura, las chicas, el vodka martini agitado sin batir, el auto, las armas ocultas y los chistes de una sola línea, la identidad británica, sería cambiar completamente la mitología misma del agente.

La banda sonora es impresionante, aunque la canción Writing's On The Wall de Sam Smith me pareció una de las peores canciones de apertura (sino la peor) de todas las películas de Bond.
Ahora que Daniel Craig dice que no regresará a encarnar el agente y ahora que las películas de Bond se actualizaron a un punto de renovarse narrativamente sin generar cambios bruscos en el personaje mismo, surge la pregunta de quién lo reemplazará y de si no es hora de romper con las estructuras antiguas. Personalmente, cuento con que se juegue con sus matices tanto como se desee, pero que no deje de ser británico, seductor, ácido, misterioso. Que Bond siga siendo Bond.
No hay por qué arreglar cosas que no estén rotas. Sam Mendes comprendió eso a la perfección y aún así supo traer innovación a sus aportes. Spectre es una película que satisface tanto al fanático de la saga como al aficionado a las películas de acción. El suspenso y la sensación de peligro funcionan, la vulnerabilidad y la fuerza del protagonista conviven sin problemas y el misterio mantiene al espectador atrapado hasta llegar a una resolución que, puede no haber sido la mejor, pero es apropiada y promete un futuro conflictivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario