jueves, 3 de abril de 2014

El drama de ser Capitán América



Me molesta la idea de que uno no puede juzgar una película de superhéroes con el mismo criterio con que uno juzgaría una película de Oscar. Es cierto que están construidas con mentalidades y objetivos distintos, pero los criterios cinematográficos se aplican de igual manera en los dos. No hace falta que Hulk tenga una escena con un primer plano intenso de Bruce Banner contando lo difícil que fue su juventud o que 12 Years a Slave tenga una escena de combate muay thai, pero no veo por qué tenemos que bajar las expectativas para un determinado tipo de películas. Así es como se permite que se masifiquen la películas malas hechas a propósito. 


Steve Rogers, el héroe americano por excelencia, vuelve a la pantalla grande por su cuenta en Captain America: The Winter Soldier. Mientras todavía trata de ponerse al día con todos los cambios que ocurrieron en el mundo, Rogers, quien ahora es un agente de S.H.I.E.L.D., empieza a darse cuenta de que la organización y el director Nick Fury no son lo que parecen y que sus ideas de justicia no son las mismas. A medida que aumentan las desconfianzas y los secretos, y mientras Rogers reevalúa su posición como agente y como héroe, aparece una amenaza que nace justo debajo de las narices de S.H.I.E.L.D.: El mítico y aparentemente indestructible Soldado del Invierno.


Tengo que empezar diciendo que disfruté la película y los errores que le encuentro parecen ser más intrínsecos al género que a la película misma. 

En primera instancia, los díalogos… ¡Por el amor de todo lo que es bueno y santo, esos diálogos! Estoy harto de la fórmula de hacer una pregunta y responder con algo críptico o extremadamente simplista fingiendo que se está diciendo algo inteligente.

"-Si la invitás a salir, ella diría que sí.
-Por eso no la invito.
-¿Muy tímido o muy asustado?
-Muy ocupado."


"-¿Estaba usando un paracaídas?
-No. No lo usaba."

También estoy harto de cómo se repite y reutiliza el chiste de que Rogers no entiende las referencias culturales. Parece que nos quieren repetir cada 20 minutos que el Capitán estuvo congelado 70 años. 

Además, la película no siempre hace resaltar a los personajes secundarios por su astucia y habilidad, sino compensando su falta de poderes con un sinfín de aparatos electrónicos que salen de la nada, como una máscara electrónica, una metralleta en un auto o un puntero láser que hace un agujero en la superficie terrestre en un par de segundos. Me gustó la introducción de Sam Wilson, el nuevo mejor amigo de Rogers, pero al mismo tiempo creo que se quedó corto en el área de personalidad. 


A pesar de todo esto, esta película no se apoya tanto en la acción como en otras películas de Marvel. Hay extensas escenas de acción, es cierto. Pero el foco está puesto en la confianza, los secretos y los misterios. Lamentablemente, los misterios no son tan profundos, pero mantienen la atención en la pantalla. Todo fanático de los cómics ya conoce la identidad del Soldado del Invierno y toda persona que mire atentamente la película, sabrá en menos de 20 minutos quién es el genio malévolo detrás de todo. Sólo le quedará descubrir la razón, y eso se oculta bien. 

Las motivaciones de los personajes, especialmente los villanos, son acertadas y les brindan bastante profundidad, solo que quizás más como un colectivo que como individuos. Aprovechando que ya sabemos bastante sobre Black Widow, vemos un lado más inseguro de la agente Romanoff, haciendo de ella un personaje más atractivo. Robert Redford hace un buen trabajo como Alexander Pierce, la contraparte política de Nick Fury, pero me pregunto si su aparición no se queda sólo en el chiste de poner a alguien como Robert Redford en una película de Marvel. 

Suena a que estoy activamente buscando errores pero tengo que decir que Captain America: The Winter Soldier no sólo me gustó, me pareció una buena película. Veo en ella el intento de traer  más drama y más intriga en las películas de superhéroes antes de que el común de la gente se canse de siempre ver dos horas llenas de efectos especiales. La película intenta dar ese paso y se queda corta, prometiendo drama y giros que cambiarán el transcurso de todas las películas de Marvel, pero retractándose poco después. El paso no se completa, pero aprecio enormemente el intento y confío en que se logrará más adelante. 

Capitán América es un personaje que me gusta. Puede ser muy “boy scout” para muchos y varios no van a aceptar la idea de un hombre que pelea con nada más que un escudo de metal que amortigua caídas y que rebota como si estuviera hecho de flubber, pero son cosas propias de su mitología que, por ridículas que sean, me encantan. Es un personaje que encarna el drama de no tener una vida más que para el deber y el pesar de perder la idea de en qué consiste el deber. 


Quizás me molesta que los personajes hayan saltado treinta veces de diversas ventanas, pero disfruté cómo esta película se sostuvo por su cuenta (pese a ser sólo un nodo en la enorme red de historias de Marvel), entretuvo y generó intriga (aunque no haya sido la mejor de las intrigas) y deje a la audiencia con ganas de saber qué puede llegar a pasar después. No termina de arriesgarse, pero tímidamente propone cambios que pueden ser explotados en el futuro.


Alexander Pierce: Captain, to build a better world, sometimes means tearing the old one down.

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