
Lo primero que tengo para decir es: ¡Mamita! ¡Qué intensa que es esta película! Y me refiero a intensa emocionalmente. Es una historia que, a medida que explora una idea hipotética, nos desafía constantemente a que nosotros definamos qué es lo que es una relación. Hay quién no haría mal en traducir "intesa" como "dramón", pero es tan inmersiva, que a menudo nos olvidamos que se trata de una relación un tanto enfermiza y obsesiva, aunque socialmente aceptada.
Y eso da un poco de miedo. El futuro que se presenta es totalmente previsible. Todo parece indicar que la gente está más desapegada emocionalmente, complicando todavía más las relaciones humanas, que ya de por sí son bien complicadas. Cuanto menos conectamos, más difícil es definir una relación, y parece que los seres humanos son capaces de conectar emocionalmente con cualquier cosa que les de placer.
Hay un recurso muy bien explotado en esta película: durante varias conversaciones amorosas entre Theodore y Samantha, se intercalan imágenes, tanto positivas como negativas, de la relación que Theodore tuvo con Catherine (Rooney Mara), su ex-esposa. Casi parece estar poniendo las dos relaciones en paralelo y preguntar a la audiencia cuál parece más real, o por qué no son idénticas.
Lo que diferencia la relacion de Theodore y Samantha de la de Theodore y Catherine no son las cosas positivas, sino las cosas negativas. En cierta forma, la esencia de las relaciones esta ahi. En los vicios, en los miedos, en los dolores, en las ansiedades, los cuales hay que superar juntos para llegar a una verdadera felicidad. Los sufrimientos de Theodore no son los mismos que los de Samantha. Por eso, la conexión entre ellos, aunque intensa y agradable, es limitada.
La sutileza es la mejor arma de esta historia. Los principales conflictos en esta relación no vienen por factores externos como el hecho de que Samantha no tiene cuerpo (lo cual se repite explícitamente varias veces), sino por factores que tienen que ver con personalidades y con naturaleza, los mismos factores que enfrentamos nosotros. Es fácil pensar que una máquina sería más confiable que una persona, pero quizás la confianza está en el poder traicionarla y elegir no hacerlo.
El diálogo es brillante, Samantha habla con tanta naturalidad que verdaderamente uno se olvida que es una máquina. En la voz de Theodore se puede sentir todo un arcoiris de emociones que van desde la soledad y la maquinación a la nostalgia y la culpa. La música de Arcade Fire ayuda muchísimo a entrar en ambiente.
Her hace varios planteos que prometen dejar enganchada a la audiencia. Por ejemplo, se plantea que la vida es breve y constantemente buscamos pasarla felices, lo cual inmediatamente nos hace preguntar si una máquina como Samantha sería capaz de comprender eso a un nivel básico. Ella no puede saber lo que es la muerte y la finitud y su propósito ya está marcado desde su comienzo, mientras que un humano tiene que buscarlo constantemente. El conflicto final parece ser abrupto, pero hace un gran esfuerzo por recordarnos cuál es la naturaleza de Samantha.
Es mucho lo que dice está película tan rica en sólo dos horas, pero es mucho más lo que no dice, lo que sugiere y lo que pregunta. Quizás la escencia de las relaciones no está en lo que preguntamos o en lo que planteamos, sino en lo que somos y mostramos. La escena final muestra un simple gesto de una cabeza sobre un hombro y eso parece comunicar mucho más que todo lo que Samantha pudo razonar en toda la película.
Hay lugares del corazón a los que no se pueden llegar con palabras.
PUNTUACIÓN: 8,50/10
Catherine: You always wanted to have a wife without the actual challenges of anything real. I'm glad that you found someone.