viernes, 31 de enero de 2014

Ella y la esencia de las relaciones

Parece que hay fuertes contendientes este año para los Oscars, pero posiblemente ninguno de los nominados tenga una premisa tan extraña como la de Her de Spike Jonze.

  Her ocurre en un futuro no muy lejano y completamente realista donde la gente tiene una relación casi simbiótica con la tecnología (¿les suena conocido?). Cuenta la historia de Theodore Twombly (Joaquin Phoenix), un hombre sensible que trabaja escribiendo cartas amorosas para ajenos mientras lidia con la fase final de su divorcio. Su vida cambia cuando conoce a Samantha (Scarlett Johansson), su nuevo sistema operativo, cargado de inteligencia artificial y emocionalidad humana. De a poco, Theodore va a desarrollado una relación romántica con Samantha, tratando de no prestar atención al hecho de que ella no tiene cuerpo.

Lo primero que tengo para decir es: ¡Mamita! ¡Qué intensa que es esta película! Y me refiero a intensa emocionalmente. Es una historia que, a medida que explora una idea hipotética, nos desafía constantemente a que nosotros definamos qué es lo que es una relación. Hay quién no haría mal en traducir "intesa" como "dramón", pero es tan inmersiva, que a menudo nos olvidamos que se trata de una relación un tanto enfermiza y obsesiva, aunque socialmente aceptada.


Y eso da un poco de miedo. El futuro que se presenta es totalmente previsible. Todo parece indicar que la gente está más desapegada emocionalmente, complicando todavía más las relaciones humanas, que ya de por sí son bien complicadas. Cuanto menos conectamos, más difícil es definir una relación, y parece que los seres humanos son capaces de conectar emocionalmente con cualquier cosa que les de placer.


Hay un recurso muy bien explotado en esta película: durante varias conversaciones amorosas entre Theodore y Samantha, se intercalan imágenes, tanto positivas como negativas, de la relación que Theodore tuvo con Catherine (Rooney Mara), su ex-esposa. Casi parece estar poniendo las dos relaciones en paralelo y preguntar a la audiencia cuál parece más real, o por qué no son idénticas.

Lo que diferencia la relacion de Theodore y Samantha de la de Theodore y Catherine no son las cosas positivas, sino las cosas negativas. En cierta forma, la esencia de las relaciones esta ahi. En los vicios, en los miedos, en los dolores, en las ansiedades, los cuales hay que superar juntos para llegar a una verdadera felicidad. Los sufrimientos de Theodore no son los mismos que los de Samantha. Por eso, la conexión entre ellos, aunque intensa y agradable, es limitada.


La sutileza es la mejor arma de esta historia. Los principales conflictos en esta relación no vienen por factores externos como el hecho de que Samantha no tiene cuerpo (lo cual se repite explícitamente varias veces), sino por factores que tienen que ver con personalidades y con naturaleza, los mismos factores que enfrentamos nosotros. Es fácil pensar que una máquina sería más confiable que una persona, pero quizás la confianza está en el poder traicionarla y elegir no hacerlo.

El diálogo es brillante, Samantha habla con tanta naturalidad que verdaderamente uno se olvida que es una máquina. En la voz de Theodore se puede sentir todo un arcoiris de emociones que van desde la soledad y la maquinación a la nostalgia y la culpa. La música de Arcade Fire ayuda muchísimo a entrar en ambiente.


Her hace varios planteos que prometen dejar enganchada a la audiencia. Por ejemplo, se plantea que la vida es breve y constantemente buscamos pasarla felices, lo cual inmediatamente nos hace preguntar si una máquina como Samantha sería capaz de comprender eso a un nivel básico. Ella no puede saber lo que es la muerte y la finitud y su propósito ya está marcado desde su comienzo, mientras que un humano tiene que buscarlo constantemente. El conflicto final parece ser abrupto, pero hace un gran esfuerzo por recordarnos cuál es la naturaleza de Samantha.

Es mucho lo que dice está película tan rica en sólo dos horas, pero es mucho más lo que no dice, lo que sugiere y lo que pregunta. Quizás la escencia de las relaciones no está en lo que preguntamos o en lo que planteamos, sino en lo que somos y mostramos. La escena final muestra un simple gesto de una cabeza sobre un hombro y eso parece comunicar mucho más que todo lo que Samantha pudo razonar en toda la película.

Hay lugares del corazón a los que no se pueden llegar con palabras.

PUNTUACIÓN: 8,50/10



Catherine: You always wanted to have a wife without the actual challenges of anything real. I'm glad that you found someone.

viernes, 24 de enero de 2014

Familia Peligrosa: Violencia Simpática

Con tanto Lobo de Wall Street y Gran Escándalo Americano dando vueltas por ahí, da gusto de vez en cuando ver una película más pasatista. No se me ocurre un mejor ejemplo de una película simple  que la última del francés Luc Besson, Malavita.

Malavita cuenta la historia de los Manzoni, una familia de cuatro italo-americanos criados en el ambiente de la mafia que deben esconderse en Normandía debido a un acontecimiento pasado que los llevó a acudir a un programa de protección al testigo. Sin embargo, esta familia tan acostumbrada a resolver sus problemas con violencia, pronto descubre que actuar con normalidad es algo que está fuera de su experiencia.

Esta familia peligrosa está encabezada por Giovanni Manzoni (Robert De Niro), quien ahora debe adoptar el nombre de Fred Blake, hacerse pasar por escritor y solucionar un simple problema de plomería sin recurrir a métodos de tortura.. Su esposa, Maggie (Michelle Pfeiffer), busca desesperadamente ser comprendida por la situación en la que se encuentra, pero sin la menor intención de cambiar sus modos violentos. La hija, Belle (Dianna Agron), está buscando el amor de su vida mientras deja atrás su pasado de psicópata y el hijo, Warren (John D'Leo), lidia con la complicada estructura social de su nueva escuela mientras establece su propia red de contactos. Todo esto mientras están siendo vigilados y protegidos por el agente de la FBI Robert Stansfield (Tommy Lee Jones).


La manera como está armada esta película genera simpatía gracias a los coloridos personajes y una trama simple y poco pretenciosa. Los cuatro personajes principales son verdaderamente unidimensionales, sólo se definen por su status como mafiosos/sociópatas, pero ese aspecto es suficientemente amplio como para mantener la historia andando.

Hay cuatro historias muy lineales que resultan interesantes no tanto por lo que presentan sino por cómo lo presentan. Son historias que sólo sirven para caracterizar a los personajes, pero están envueltas en una historia mayor (el pasado de la familia que los forzó a buscar la protección del FBI) que está cargada de misterio gracias a cómo está presentada. A lo largo de la película se van introduciendo pequeños bocados que van formando el contexto.

Pese a esa linealidad y a un epílogo muy corto, la película está muy bien armada y mezcla humor, drama y suspenso de una manera que no nos vuela la cabeza, pero entretiene. De a ratos parece presentar una serie de conflictos que suenan algo superficiales, como la típica grosería norteamericana vs el refinamiento francés o el "criminales buenos vs criminales malos", pero, a decir verdad, la película no necesita más profundidad que esa y la posición moral de los personajes está bien explicada. Son psicópatas...con códigos, razón por la cual sólo afectan a quienes los afectan a ellos.


La idea que subyace detrás de Malavita es que uno no puede escapar de su naturaleza, o mejor dicho, siempre se van a encontrar razones para volver a las raíces. Estos personajes son personas que buscan aceptación, pero no pueden obtenerla dada su naturaleza violenta y dado que las personas normales no pueden dejar de lado que, por más buenos que sean, siguen siendo psicópatas. Nuestros protagonistas pueden resentir eso, pero logran defenderse una vez que se entienden como lo que son verdaderamente.


No es una película para Oscars ni para ser recordada en la historia, pero no está mal. Un guión adecuado y ordenado y definitivamente no se queda atrás con las actuaciones. Cumple con lo que se propone, que no es un objetivo muy alto. Simpática pero no esperen demasiado.

PUNTUACIÓN: 7/10



Warren: You're a maniac.
Belle: Thank you!

viernes, 10 de enero de 2014

Pánico y Locura en Wall Street

Parecería que Martin Scorsese llegó al punto en su carrera en el que ya no tiene que preocuparse de que sus películas tengan su sello personal. Sus marcas distintivas ya salen automáticamente y sus películas funcionan sin demasiado esfuerzo. Parecería que Scorsese llegó al punto de su carrera en el que empieza a ponerse vago porque tiene toda la confianza de que sus películas van a ser buenas de todas maneras. Y lo triste es que es cierto. The Wolf of Wall Street es una buena película. Pero ¿Es tan buena como podría ser?

El Lobo de Wall Street está basada en las memorias de Jordan Belfort, un corredor de bolsa exitoso y motivador profesional que se encontró involucrado (con completo convencimiento y consentimiento) en el negocio ilegal de la manipulación de las acciones para enriquecerse. Vemos el progreso de Belfort desde su primer día en Wall Street como un joven idealista que desea hacer plata por vías de su talento y su entusiasmo a un drogadicto adicto al sexo que está tratando de que su negocio permanezca a flote mientras trata de huir de la Ley.

Empecemos con lo obvio: Esta es una típica película de Scorsese. El protagonista es un personaje deshonesto y astuto que justifica inteligentemente sus motivaciones, pidiéndole a la audiencia que suspenda sus propias convicciones morales y le den dos o tres horas de su tiempo para comprenderlo y seguirlo, generalmente con éxito. Scorsese nos introduce en un mundo de crímen, hipocresía, impunidad, hedonismo y, sobre todo, plata.

¡Y cómo nos introduce! Nos ahoga en un mar de sudor, cocaína y mujeres desnudas como si estuviera agarrándonos la cabeza para que no podamos respirar mientras nos grita "¡¿Te gusta esto?! ¡¿Eh?!"


Los diálogos son increíbles, las actuaciones son espectaculares (inclusive la de Matthew McConaughey), está muy presente el típico humor negro de Scorsese que nos hace reír de accidentes de avión y puteadas bien puestas así como su ironía de poner música que no concuerda con la vulgaridad de lo que vemos o su cinismo de humanizar a gente que no actúa humanamente.

Belfort y su pandilla de corredores de bolsa son gente cuyo placer en la vida es hacer absolutamente todo lo que no podrían hacer si no tuvieran plata, aún si suena estúpido o si está mal visto por la sociedad. Están constantemente probando los límites de la impunidad que les otorgan sus millones y son completamente consciente de que si los perdieran, sus vidas no tendrían ningún sentido.


Y eso es lo que subyace. Vemos a un grupo de gente que se comporta como animales por mantener sus drogas y sus billetes porque tanto ellos como nosotros sabemos que el aburrimiento de tener una vida normal como la que tenemos nosotros los destruiría. Y sólo somos conscientes de eso una vez pasadas las dos horas de película. Todo por lo que podríamos admirar a Belfort son las mismas razones por las que deberíamos sentirnos más fuertes que él, por ser normales.

Es posible que la película sea una crítica al hedonismo y el abuso que conlleva la codicia que tan omnipotentes nos hace sentir, pero no desde un punto de vista moralista. Se nos presenta a un personaje que apela a nuestro deseo de poder y de dinero y Scorsese nos muestra que su realidad es más digna del asco y del humor macabro que de la admiración hacia el "nuevo sueño americano" del enriquecimiento rápido y el exceso sin consecuencias. También es posible que la película no sea más que un circo para entretenernos, exagerando actitudes para no hacernos pensar que nosotros seríamos igual de exéntricos y caras rota si estuvieramos en esa posición. Sólo Scorsese sabe.

Habiendo establecido los puntos fuertes de la película, vamos a las fallas.


Una hora y media de esta película es igual que Buenos Muchachos (Goodfellas) pero con corredores de bolsa en vez de mafiosos. La otra hora y media es una película porno. Y no lo digo específicamente por las muchas (muchas) escenas innecesarias de sexo explícito, sino porque tienen la estructura dramática de una película porno. Una estructura en la que los personajes consiguen lo que quieren fácilmente, por absurdo que sea, sin dificultad ni conflicto alguno.

La mayor fuente de conflicto la provee un personaje interesante, interpretado por Kyle Chandler: El incorruptible agente de la FBI, Patrick Denham. Es interesante, no por ser incorruptible, sino porque hace sudar a nuestro héroe y nuestro héroe es un desgraciado ¿El problema? Puedo contar con los dedos de una mano la cantidad de escenas en las que Denham aparece. No sólo eso, la primera vez que aparece, ya pasó una hora de película, e incluso en ese momento no hace nada hasta que vuelve a aparecer media hora más tarde.


El manejo de los tiempos es el peor problema de esta película. Tiene todos los elementos necesarios para ser exitosa, pero los arruina dándole demasiado lugar a escenas y momentos que son innecesarios o repetitivos y sólo sirven para excitar a la audiencia.

Es totalmente comprensible que haya drogas y sexo en una película que trata sobre lo que ocurre en ese ambiente. No es comprensible que una película se detenga una hora entera en eso sin hacer avanzar la acción dramática. 

La resolución de la película, aunque un tanto predecible, es justa y armoniosa con el tipo de protagonista que tenemos, pero los momentos de tensión dramática fuerte que nos llevan a eso se resuelven con mucha facilidad o con un mal ritmo. Siento que la mayor parte del tiempo estamos más ocupados mirando qué es lo que Belfort hace con su vida que siguiendo la historia misma. Esto hace de la película una muy descriptiva pero con una acción muy pobre.


Puedo entender el apelo a los instintos bajos para deshumanizar a los personajes o para hacernos sentir simpatía por ellos haciéndonos sentir los deseos y pulsiones que ellos sienten. Pero el exceso de recursos tan simples le quitan tensión al conflicto. Estas no son herramientas que un director como Scorsese necesita para llamar la atención y están totalmente por debajo de él.

Reitero: La caracterización de los personajes es brillante, pero es repetitiva. Que una película sea larga no es un problema en sí mismo. Pero cuando el conflicto puede resolverse en la mitad del tiempo que toma la película, entonces hay un problema.

No puedo decir que El Lobo de Wall Street sea una mala película. No puedo decir que no la disfruté. Me reí mucho y disfruté de muchas escenas, pero la sentí como un chiste muy gracioso que tardó demasiado tiempo en prepararse. Alguien como Scorsese puede más, mucho más que eso.


PUNTUACIÓN: 6,50/10



Mark Hanna: Move the money from the clients pocket into your pocket.
Jordan Belfort: But if you can make your clients money at the same time, it's advantegious for everyone, right?
Mark Hanna: No.