sábado, 7 de diciembre de 2013

En Llamas: ¿Se reivindica una saga?

Que quede claro que la siguiente crítica es pura y exclusivamente de la película Catching Fire de Francis Lawrence y no de su contraparte literaria escrita por Suzanne Collins.

Se dice que las segundas partes nunca son buenas y no son más que un desesperado intento de hacer plata, aprovechando el interés popular de una película anterior. Heme aquí, sorprendido, a punto de elogiar varios puntos fuertes de la secuela de una película que se ganó mi rechazo.

Catching Fire es la segunda parte de la trilogía de The Hunger Games. Esta vez, la ganadora de los Juegos del Hambre número 74, Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) tiene que enfrentarse a la fama y a la exposición que el Capitolio le impone mientras se convierte, sin quererlo, en una figura de rebeldía y esperanza en los ojos de la gente de los doce distritos.

Katniss no se siente como una heroína, sino como una chica que simplemente quiso sobrevivir, pero sus acciones generaron una grieta en el gobierno y la rebelión es incontrolable. De a poco, Everdeen se da cuenta de lo que la victoria le costó y de cómo está minando el bienestar de su familia, de Peeta (Josh Hutcherson) y de su amante, Gale. El presidente Snow está más que dispuesto a eliminarla y forzarla a competir nuevamente en Los Juegos del Hambre, contra los vencedores anteriores, parece ser la mejor manera.


Pese al buen recibimiento y a las buenas críticas de las que gozó, jamás creí que The Hunger Games fuera una buena película. Plantea un gobierno que remite a sistemas totalitarios y capitalistas sólo en apariencia y en la superficie y sin demasiada lógica detrás; crea un drama artificial sin preocuparse por darle profundidad a sus personajes o generar interés en ellos y sigue las andanzas de una heroína poco simpática cuya única motivación es sobrevivir, planteando una pregunta cuya respuesta se sabe sin mirar la película.

Por "simpático" no me refiero a un personaje agradable, sino a un personaje que genera simpatía, un personaje con el cual la audiencia puede comprender y compartir sus ansiedades y conflictos y que pone a los espectadores en una situación de auténtica preocupación por su devenir.

Las pobres motivaciones y falsos conflictos parecen encontrar arreglo en Catching Fire. De repente vemos a una Katniss que sufre, y sufre mucho más que "porque es pobre y vive en un sistema totalitario". Katniss sufre porque se da cuenta de que no es libre. No es libre de amar a quien quiera y tiene siempre que estarse cuidando de que su familia no sufra las consecuencias de su ultraje. No es libre de los asesinatos que ella cometió y que la siguen acechando. No es libre de ser quien es y para siempre será forzada a ser quien la audiencia quiere que ella sea. Señoras y señores, eso es drama y eso es conflicto.


En los años que pasaron desde la primera entrega de esta saga, tanto Katniss como Peeta crecieron en  personalidad. La señorita Everdeen sigue siendo tan fría y rebelde como lo era en un principio, pero ahora tiene razón para serlo. Toda la conspiración detrás del 75to Juegos del Hambre así como las duras represiones están únicamente destinadas a La Chica en Llamas, pero no es ella quien sufre las consecuencias. Eso es tortura psicológica en su mayor expresión.

A pesar de que esta película es un paso en la dirección correcta, no carece de varios (serios) problemas. Para empezar, la crítica a los sistemas capitalistas totalitarios y al uso de los medios para manipular el morbo y adormecer a la audiencia sigue quedándose en la superficie y en el sensacionalismo. Los personajes se desenvuelven en un sistema tan "flashero" que la crítica misma se pierde. Los personajes son producto de un mundo totalmente ajeno al nuestro y responden a él con su lógica, no necesariamente con la nuestra. Hay una lejanía entre el mundo real y el mundo de Suzanne Collins que evita que la audiencia piense "quizás nosotros vivimos una realidad similar". Eso se trata de combatir utilizando palabras que suenan terroríficas como "miedo", "represión", "hambre" pero sin un verdadero análisis de por qué la situación se da así.


Sin menospreciar la actuación del gran Donald Sutherland, la villanía del presidente Snow es muy caricaturesca. Un antagonista que se digna a decir algo como "el miedo no funciona contra ellos porque tienen esperanza", es un antagonista destinado a ser unidimensional, a no tener ningún tipo de profundidad, robándole así a la película de un nivel de conflicto más alto. Es el típico "soy malo porque soy malo".

El triángulo amoroso entre Katniss, Peeta y Gale es muy acertado y genera mucho interés. Katniss quiere estar con Gale, pero tiene que estar con Peeta por el bien de la gente de su distrito. Se nota la confusión de Peeta y su interés por acercarse a Katniss, pero su relación, muy clara al principio, se desdibuja a medida que se acerca al final, y se convierte en una relación de manual, en una pareja que existe porque es la pareja con más tiempo de cámara.

Un gran acierto fue la introducción de otros tributos. En la primer película, con la excepción de Rue, los otros tributos no generaban mucho interés ni eran dignos de recuerdo. Ahora varios de ellos reciben más diálogo, más tiempo y presentan personalidades más interesantes, causando que nos preguntemos con mucha más facilidad quién va a sobrevivir y quién no. Vale la pena mencionar a Johanna Mason, el personaje de la genial Jena Malone, quien (a mi parecer) se robó la película.


Philip Seymour Hoffman aparece como Plutarch Heavensbee, el Vigilador Jefe con un aire de misterio a su alrededor, en una actuación que parece casual y no tan memorable para un actor como él. Woody Harrelson retoma su papel del mentor Haymitch Abernathy, reteniendo el carisma que mostró anteriormente, y Elizabeth Banks, Lenny Kravitz y Stanley Tucci regresan para darle algo de color a la película pero no para ofrecer mucho más.

Por muy bien logrados que sean los éxitos de Catching Fire, lamentablemente deben enfrentarse a un ritmo sumamente caótico, escenas con diálogo tirado rápidamente, sin interés o extremadamente expositivo en términos de los sentimientos de los personajes, y un final cruelmente abrupto y trillado, en el cual lo más interesante es dicho pero no mostrado. Los tributos que tanto interés generaron en la audiencia son completamente olvidados en el tercer acto y el gran giro del final en el que se revela la naturaleza de Heavensbee resultará obvio para algunos y poco creíble para otros.

Reitero: Catching Fire es un paso en la dirección correcta. Pero por cada logro, hay otros nuevos errores que solucionar. El ritmo apresurado y la aparente desesperación a la hora de generar drama juegan en contra, pero una mayor dedicación a la interioridad de los personajes nos da la esperanza de que Mockingjay supere a sus predecesoras.

PUNTUACIÓN: 5/10



Presidente Snow: "She's not who they think she is. She just wants to save her skin. As simple as that."

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