
Inside Llewyn Davis nos muestra una semana en la vida del personaje cuyo nombre está en el título, interpretado por Oscar Isaac. Se trata de un personaje que bien podría ser el Charlie Brown de los cantantes folk. No tiene plata para comer ni para pagar un departamento, sus recitales no son masivos, no vende ninguno de sus discos y la novia de uno de sus amigos está embarazada y podría ser por culpa de él.
La historia tiene lugar en 1961 y es original porque nos muestra el costado duro de la vida de un artista, nos muestra a aquel que persevera pero no triunfa y cómo va resistiendo los golpes de la vida antes de siquiera plantearse si está en el camino correcto o no. Su tránsito obtiene color con la búsqueda de un gato (apropiadamente llamado Ulises) de unos amigos suyos que Llewyn mismo dejó que escapara.

No es un personaje agradable ni simpático, pero sus conflictos están tan bien trabajados y son tan relacionables que es difícil no interesarse por su decisiones, al punto que sentimos que su mal carácter es justificable. No es un héroe homérico ni un apasionado capaz de vencer sus obstáculos con mera voluntad. Es un tipo con mala suerte que tiene que enfrentarse a la decisión que más miedo le da: abandonar su camino. Su perseverancia tiene una recompensa, pero es extremadamente sutil y poco tradicional.
A la larga, Llewyn no es más que un cantante que canta porque no le queda más remedio. Porque él no podría ser él mismo si no lo hiciera.
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