
Steve Rogers, el héroe americano por excelencia, vuelve a la
pantalla grande por su cuenta en Captain America: The Winter Soldier. Mientras
todavía trata de ponerse al día con todos los cambios que ocurrieron en el
mundo, Rogers, quien ahora es un agente de S.H.I.E.L.D., empieza a darse cuenta
de que la organización y el director Nick Fury no son lo que parecen y que sus
ideas de justicia no son las mismas. A medida que aumentan las desconfianzas y
los secretos, y mientras Rogers reevalúa su posición como agente y como héroe,
aparece una amenaza que nace justo debajo de las narices de S.H.I.E.L.D.: El
mítico y aparentemente indestructible Soldado del Invierno.
Tengo que empezar diciendo que disfruté la película y los
errores que le encuentro parecen ser más intrínsecos al género que a la
película misma.
En primera instancia, los díalogos… ¡Por el amor de todo lo
que es bueno y santo, esos diálogos! Estoy harto de la fórmula de hacer una
pregunta y responder con algo críptico o extremadamente simplista fingiendo que
se está diciendo algo inteligente.

-Por eso no la invito.
-¿Muy tímido o muy asustado?
-Muy ocupado."
"-¿Estaba usando un paracaídas?
-No. No lo usaba."
-No. No lo usaba."
También estoy harto de cómo se repite y reutiliza el chiste
de que Rogers no entiende las referencias culturales. Parece que nos quieren
repetir cada 20 minutos que el Capitán estuvo congelado 70 años.
Además, la película no siempre hace resaltar a los
personajes secundarios por su astucia y habilidad, sino compensando su falta de
poderes con un sinfín de aparatos electrónicos que salen de la nada, como una
máscara electrónica, una metralleta en un auto o un puntero láser que hace un
agujero en la superficie terrestre en un par de segundos. Me gustó la
introducción de Sam Wilson, el nuevo mejor amigo de Rogers, pero al mismo
tiempo creo que se quedó corto en el área de personalidad.
A pesar de todo esto, esta película no se apoya tanto en la
acción como en otras películas de Marvel. Hay extensas escenas de acción, es
cierto. Pero el foco está puesto en la confianza, los secretos y los misterios.
Lamentablemente, los misterios no son tan profundos, pero mantienen la atención
en la pantalla. Todo fanático de los cómics ya conoce la identidad del Soldado
del Invierno y toda persona que mire atentamente la película, sabrá en menos de
20 minutos quién es el genio malévolo detrás de todo. Sólo le quedará descubrir
la razón, y eso se oculta bien.
Las motivaciones de los personajes, especialmente los
villanos, son acertadas y les brindan bastante profundidad, solo que quizás más
como un colectivo que como individuos. Aprovechando que ya sabemos bastante
sobre Black Widow, vemos un lado más inseguro de la agente Romanoff, haciendo
de ella un personaje más atractivo. Robert Redford hace un buen trabajo como Alexander Pierce, la
contraparte política de Nick Fury, pero me pregunto si su aparición no se queda
sólo en el chiste de poner a alguien como Robert Redford en una película de
Marvel.
Suena a que estoy activamente buscando errores pero tengo
que decir que Captain America: The Winter Soldier no sólo me gustó, me pareció
una buena película. Veo en ella el intento de traer más drama
y más intriga en las películas de superhéroes antes de que el común de la gente
se canse de siempre ver dos horas llenas de efectos especiales. La película
intenta dar ese paso y se queda corta, prometiendo drama y giros que cambiarán
el transcurso de todas las películas de Marvel, pero retractándose poco
después. El paso no se completa, pero aprecio enormemente el intento y confío
en que se logrará más adelante.
Capitán América es un personaje que me gusta. Puede ser muy
“boy scout” para muchos y varios no van a aceptar la idea de un hombre que
pelea con nada más que un escudo de metal que amortigua caídas y que rebota
como si estuviera hecho de flubber, pero son cosas propias de su mitología que,
por ridículas que sean, me encantan. Es un personaje que encarna el drama de no
tener una vida más que para el deber y el pesar de perder la idea de en qué
consiste el deber.
Quizás me molesta que los personajes hayan saltado treinta
veces de diversas ventanas, pero disfruté cómo esta película se sostuvo por su
cuenta (pese a ser sólo un nodo en la enorme red de historias de Marvel),
entretuvo y generó intriga (aunque no haya sido la mejor de las intrigas) y
deje a la audiencia con ganas de saber qué puede llegar a pasar después. No
termina de arriesgarse, pero tímidamente propone cambios que pueden ser
explotados en el futuro.
Alexander Pierce: Captain, to build a better world, sometimes means tearing the old one down.