martes, 23 de febrero de 2016

Deadpool. Una Película.

En sus inicios, Deadpool fue uno de los personajes más interesantes, pero más secundarios y oscuros del Universo Marvel. No era más que un mercenario maniático que, en ocasiones, se enfrentaba a los X-Men con la misma habilidad de regeneración de Wolverine.

En algún punto, sin embargo, su popularidad explotó y pasó de ser un personaje secundario a ser, fácilmente, el antihéroe más popular en el universo de los cómics. No es de extrañarse que tras su incorporación a distintos juegos de Marvel y su creciente protagonismo en las sagas, los fanáticos presionaras para que se hiciera una película en su nombre. Y los dioses del cine respondieron...

Deadpool cuenta la historia de Wade Wilson (Ryan Reynolds), un mercenario que es diagnosticado con un cáncer terminal. Con el interés de seguir su vida al lado de su novia, Vanessa (Morena Baccarin), Wade se anota en un programa experimental que argumentan que pueden curarlo si no le importan los efectos secundarios. Así, a manos del cínico Ajax (Ed Skrein), Wade se salva de su enfermedad adquiriendo la habilidad de regenerar sus células, pero a costa de su apariencia, la cual se desfigura totalmente.

Avergonzado, solo y feo, el ahora nacido Deadpool se embarca en un camino de masacre y destrucción sin sentido para encontrar a Ajax y hacerlo pagar por lo que le hizo. Sin embargo, su camino se hace muy ligero, no solamente porque Wade es un sádico extremadamente talentoso a la hora de matar, sino porque su locura lo vuelve torpemente alegre y fantasioso y le permite dárse cuenta de que es un personaje ficticio.

El mercenario es muy celebrado tanto por su historia trágica como por su hiperactivo y aleatorio sentido del humor, el cual varía de non sequiturs a referencias a la cultura pop y eso, así como los quiebres de la cuarta pared tan representativos del personajes, se ve muy reflejado en la película. Deadpool puede llegar a ser la película más graciosa de superhéroes en existencia.

El ritmo de los chistes es exageradamente rápido y el tono es ácido y afilado. El humor está escrito muy inteligentemente y es difícil prestar atención a la trama por la cantidad de bromas que invaden a la audiencia. Sin quererlo, resulta ser más graciosa que la mayoría de las comedias con las que compite.

Ya que el tono era una preocupación importante de parte de los fanáticos, se nota que el director Tim Miller y su equipo le prestaron mucha atención y se preocuparon por hacer una adaptación fiel a los cómics. Sin embargo, la excesiva atención al humor deja un poco en evidencia la falta de atención en otros aspectos.

La trama de Deadpool es tan sencilla y trillada que apenas puede considerarse como una película que se sostiene por sí sola y empieza a parecer más una parodia o un sketch muy largo. El final es predecible y poco emocionante, las relaciones no tienen sustancia, el drama se diluye por falta de profundización en la psicología de los personajes y hasta la película misma hace referencia a la falta de presupuesto con la que cuenta.

Aún así, se nota que en ningún momento fue la intención hacer una película profunda o incluso original. Es lamentable, porque el personaje de Deadpool da para construir mucho drama ya que las risas esconden un pasado triste y sus vulnerabilidades, como su vanidad y su soledad, lo separan del resto de los superhéroes. Respetar el sentido del humor, claramente, fue el principal objetivo de esta película.

¿Eso es malo? Por supuesto que no. Es una película superficial, pero terriblemente graciosa y es imposible decir que alguien no la va a pasar bien viéndola. Es entretenida, es interesante y hasta es muy inteligente. Pese a que Ryan Reynolds fracasó ya cinco veces en lo referido a películas adaptadas de cómics (Sabrina, Blade: Trinity, X-Men Origins: Wolverine, Literna Verde y R.I.P.D.), puede quedarse tranquilo y considerar esta un logro.