
La simbólica historia de Alicia tiene toda una mitología detrás, está plagada de imágenes raras y hasta absurdas que, bajo una mirada opacada por la rutina y el realismo, parecen ilógicas. En cierta manera lo son, los gatos no sonríen, los animales no hablan, los soldados no son piezas de ajedrez ni cartas y no existen alimentos que nos hagan crecer o encogernos a niveles exponenciales. Son cosas inpensables en nuestro mundo pero ¿son realmente ilógicas? Al no estar presentes en nuestra realidad ¿pierden valor? En mi opinión, "Alicia en el país de las maravillas" es una historia que nos obliga a replantear nuestro mundo y a abrirnos a lo inimaginable y absurdo, enmascarada como un cuento para niños. Incluso entre lo puramente abstracto y fantasioso, encontramos algo que alimenta nuestra sed de desapegarnos de lo rutinario.
Alice In Wonderland es la nueva película del director aclamado por sus fieles seguidores, Tim Burton. Definirla parece fácil, pero no se me ocurre ninguna película más difícil de describir sin quedarme corto de palabras. No es un remake, no es una adaptación y se acerca a ser una secuela, pero no llega a serlo.
En esta versión, Alice Kingsleigh (interpretada por Mia Wasikowska) es una joven de 19 años pero que retiene sus fantasías, su inocencia, su autenticidad, su mentalidad abstracta y su rarísima capacidad de ver lo absurdo en la vida cotidiana y la lógica en lo absurdo. La muchacha se siente constantemente acechada por imágenes de un mundo raro y completamente distinto con el que comenzó a soñar hace 13 años. Cuando se da cuenta de que su vida está a punto de dar un giro abrupto, forzándola a iniciar la adultez y dejar de lado sus fantasías, Alice escapa y cae en el agujero del conejo, entrando en ese mundo que tantas veces ha visitado en sus sueños.
Una vez dentro de "Underland", su aventura comienza a desenvolverse en la medida en la que se reencuentra con personajes que no recuerda completamente y mientras busca una salida de ese nuevo sueño.
Los actores fetiche de Burton no tardan en mostrar sus talentos. Johnny Depp interpreta al Mad Hatter (el Sombrerero Loco) como un personaje inocente, juguetón y apasionado pero con un aire de melancolía. Helena Bonham Carter es la Red Queen (la Reina Roja, una combinación entre el personaje de ese nombre y la Reina de Corazónes), la inmadura, sádica, caprichosa y egocéntrica monarca de Underland quien sabe del regreso de Alice y no está complacida. Anne Hathaway interpreta a la White Queen (la Reina Blanca), la hermana menor de la Reina Roja, quien goza de un carácter dócil, amoroso, amable, caritativo y tranquilo.
La mezcla entre escenografía real y animada es fascinante. Las actuaciones son muy buenas, permiten que uno se adentre con facilidad en la historia. Rara vez me fijo en cosas como la vestimenta pero en este caso merece una mención especial. Los trajes, armaduras, vestidos, ropas no sólo son atractivos y coincidentes con el ambiente sino que ayudan en gran manera a completar a los personajes, cada ropaje tiene algún elemento que refuerza la personalidad de quien lo use.
La historia de Alice es bien conocida, el espectador sabe con qué personajes se va a encontrar y cómo van a ser; parecería que lo único que la película puede ofrecer es la visión de Burton del clásico novelesco. Eso es un error común.
Si bien es cierto que todos tenemos una idea de cómo es Alice, de la severidad de la Reina Roja y de la locura del Sombrerero, los personajes exceden las descripciones supérfluas, aportando una verdadera humanidad capaz de apelar a la empatía del espectador. El Sombrerero no es simplemente un demente con una obsesión por el té, es un hombre que tiene un pasado, que tiene una historia triste que contar de una manera alocada, es un hombre que tiene gustos, aspiraciones, intelecto, sueños, pasiones y expectativas. Lo mismo se siente con todos los demás personajes, ya no son una simple ilustración en las páginas de un libro para niños ni son sujetos determinados por sus características más fácilmente reconocibles. Son personajes completos, llenos, con historia, terminados.
Esa misma sensación de completitud se siente en el argumento. Ya no se trata de una niña que cae en un mundo raro mientras un narrador describe las abstracciones que va a encontrando a su camino. Dichas abstacciones se sobreentienden. Esta vez, lo que Alice va encontrando tiene una razón de ser, tiene un lazo que lo une a algo anterior y a algo posterior, dejan de ser encuentros aislados. Alice misma deja de ser un espectador y pasa a tomar el control de la historia como protagonista para cumplir con su objetivo.
La historia es simple y, a la vez, es muy compleja. La moraleja, el cambio por el que pasa la joven desde el principio al fin es casi obvio, se explica fácilmente y con rapidez, pero ese no es el centro de la historia. La riqueza de los personajes del país de las maravillas, la fuerza y firmeza del argumento y el claro protagonismo de Alice son suficientes para mantenerlo a uno atento y compenetrado en la historia.
Si se piensa con lógica, la idea del personaje de Alice, una jovencita adelantada a su tiempo, un espíritu libre, inocente y llena de fantasías, es casi impensable en la época victoriana en la que transcurre la historia. Son muchos los elementos que parecen inverosímiles, pero ¿no es esa la idea? ¿Quién determina lo que es verosímil y lo que no en el País de las Maravillas? La jovencita es única y auténtica, se mantiene firme a su "lógica ilógica" frente a los prejuicios y miradas desaprobantes de sus pares. Por eso mismo, es ella quien es capaz de entrar en Underland y aceptar las cosas que la mayoría se negaría a reconocer.
Hay lógica en lo absurdo, lo raro tiene una razón de ser, lo poco común tiene un valor en sí mismo. Creo que la historia enseña eso: ver las cosas por lo que son, no por lo que creemos que deberían ser o queremos que sean. Todo lo demás es añadidura.
Le doy 4 estrellas y la recomiendo muchísimo.
Alice: This is impossible.
Mad Hatter: Only if you believe it is.